Texas refuerza su papel de bastión antiinmigrante, como confirmó este martes el nuevo director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Freeman Coleman, quien en la jura del cargo volvió a invocar una supuesta “invasión” de criminales, como denuncian tanto el presidente electo de EU, Donald Trump, como su aliado, el gobernador republicano Greg Abbott.
Coleman, bajo cuyas órdenes tendrá a más de dos mil agentes de las fuerzas del orden estatales, prometió este martes defender al estado de “las amenazas” de los “carteles, las pandillas y los criminales” en su toma de posesión.
“Texas es un estado de ley y orden y no entregaremos ni una pulgada de terreno a los carteles”, indicó Coleman en su primer discurso tras aceptar el cargo y agregó que “de una vez por todas, vamos a asegurar la frontera sur con México”.
Coleman, un exagente de seguridad de Texas y anterior vicedirector del departamento, fue juramentado en el nuevo cargo en una ceremonia junto al gobernador Abbott, acusado por los activistas de racista e impulsor de las leyes más duras contra la inmigración en un estado con más del 40% de la población de origen latino.
La semana pasada, Abbott prometió a Trump ayudarle a llevar a cabo una campaña de deportaciones masivas de los más de 11 millones de migrantes que viven en Estados Unidos sin un estatus legal.
El Gobierno de Texas ya ha indicado que dispondrá sus recursos y personal para colaborar con esta iniciativa, que ha sido criticada por organizaciones de defensa de los derechos humanos, activistas y políticos en el país.
El elegido de Trump para liderar esta labor, el llamado ‘zar de la frontera’, Tom Homan, viajó la semana pasada de Eagle Pass - en la frontera con México- para reunirse con Abbott, y visitar una base militar instalada a orillas del Río Grande.
En declaraciones a medios, Abbott y Homan indicaron que el equipo de transición y el gobierno de Texas ya están comenzando a trabajar juntos para planear cómo se llevarán a cabo las deportaciones una vez Trump asuma el poder.