El presidente francés, Emmanuel Macron, designó este viernes a François Bayrou como nuevo primer ministro, encargándole la titánica tarea de superar la crisis política que sacude al país por segunda vez en menos de seis meses.
Bayrou, un veterano centrista de 73 años, deberá sortear un Parlamento profundamente dividido y lograr la aprobación de leyes cruciales, como el presupuesto de 2024, mientras un panorama aún más complicado se vislumbra con el presupuesto de 2025.
El fracaso en lograr un acuerdo sobre el presupuesto de 2025 precipitó la salida del anterior primer ministro, Michel Barnier, y dejó al gobierno en una situación de parálisis.
Ahora, Bayrou deberá presentar en los próximos días su lista de ministros, aunque se espera que enfrente las mismas dificultades existenciales que su predecesor.
Un Parlamento fragmentado
Bayrou llega a liderar un gabinete en un Parlamento compuesto por tres bloques antagónicos, lo que dificulta la gobernabilidad. Su cercanía con el impopular Macron es vista como un punto débil, pero el presidente ha hecho esfuerzos para asegurar apoyos en todas las esferas, desde los conservadores hasta los comunistas, excluyendo a los extremos políticos liderados por Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon.
El presidente de la extrema derecha, Jordan Bardella, aseguró que no presentarán una moción de censura inmediata contra Bayrou. Sin embargo, el panorama legislativo sigue siendo incierto, con un presupuesto de 2025 que exigirá recortes por 60.000 millones de euros, una propuesta ya rechazada por los extremos ideológicos del Parlamento.
Un asesor gubernamental advirtió que la colaboración con el Partido Socialista podría ser costosa para Macron: “Ahora veremos cuántos miles de millones costará el apoyo del Partido Socialista”.
Futuro político en juego
El reto inmediato de Bayrou será sobrevivir a las mociones de censura hasta al menos julio, cuando podrían convocarse nuevas elecciones parlamentarias. No obstante, el destino político de Macron podría cuestionarse si el nuevo gobierno fracasa.
Bayrou, fundador del Movimiento Demócrata (MoDem) y aliado de Macron desde 2017, ha intentado sin éxito alcanzar la presidencia en tres ocasiones. Su breve paso como ministro de Justicia en 2017 terminó abruptamente tras una investigación por empleo fraudulento en su partido, de la cual fue exonerado este año.
Con una Asamblea Nacional casi ingobernable, el margen de maniobra de Bayrou será mínimo. La caída de Barnier y los desacuerdos sobre las medidas de austeridad han incrementado los costos de la deuda francesa, intensificando la presión sobre el nuevo primer ministro para encontrar una solución viable que estabilice el país y recupere la confianza de los mercados.