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El Parlamento surcoreano decidió hoy sábado la destitución del presidente Yoon Suk-yeol con una abrumadora mayoría de 204 votos a favor, frente a 85 en contra, tres abstenciones y ocho votos nulos.
La moción, presentada por la oposición, necesitaba el apoyo de al menos dos tercios de los 300 legisladores de la Asamblea Nacional para ser aprobada.
Aunque el voto fue secreto, al menos 12 diputados del conservador Partido del Poder Popular (PPP), formación del propio mandatario, debieron respaldar la destitución, dado que la oposición suma 192 escaños.
Esto marcó un hito político, ya que pone en evidencia fracturas dentro del partido gobernante.
Previo a la votación, el PPP celebró una intensa reunión para decidir su postura oficial, concluyendo que no apoyarían la moción.
Sin embargo, tras el escrutinio quedó claro que no todos los diputados acataron esa decisión, incluyendo siete que ya habían anunciado públicamente su intención de destituir al mandatario.
Futuro incierto
Con esta decisión, Yoon queda temporalmente apartado de sus funciones, y el primer ministro Han Duck-soo asume el liderazgo del país de forma interina. Ahora, el Tribunal Constitucional tiene hasta 180 días para decidir si la declaración de ley marcial del pasado 3 de septiembre violó la Constitución.
Si el tribunal confirma la ilegalidad de sus acciones, Yoon sería el segundo presidente surcoreano destituido en democracia, siguiendo el caso de Park Geun-hye, apartada en 2017 por corrupción.
Otro precedente ocurrió en 2004, cuando Roh Moo-hyun fue destituido temporalmente, aunque finalmente restituido por el máximo órgano judicial.
Yoon también enfrenta investigaciones por delitos como insurrección, abuso de poder y amotinamiento. El cargo de insurrección es particularmente grave, ya que incluso podría llevar a su arresto, sin que su inmunidad presidencial lo proteja. Este delito conlleva penas que van desde cadena perpetua hasta la pena de muerte, aunque en Corea del Sur no se ejecuta esta última desde 1997 debido a una moratoria.
Celebraciones en las calles
Miles de ciudadanos surcoreanos celebraron la destitución de Yoon con entusiasmo. En Seúl, alrededor de 208,000 personas se congregaron frente a la Asamblea Nacional, según datos de la Policía, aunque los organizadores elevaron la cifra a dos millones.
Las protestas, que han sido mayormente pacíficas y con un aire festivo, incluyeron el uso de varitas luminosas características de los conciertos de K-pop, ahora un símbolo de estas manifestaciones.
También corearon canciones emblemáticas como Into the New World del grupo Girls’ Generation, considerada un himno de las protestas.
“Estoy contento porque mucha gente vino hoy aquí con la esperanza de que esto sucediera. Hace una semana no logramos que lo inhabilitaran, pero hoy hemos ganado”, expresó Kim Gon-tae, un desempleado de 48 años.