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Duro golpe para la legitimidad internacional de Nicolás Maduro, quien pierde definitivamente uno de los pocos aliados internacionales, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, quien este miércoles anunció que no reconoce la victoria de Nicolás Maduro porque las elecciones venezolanas de julio del año pasado “no fueron libres” y, en consecuencia, no viajará este viernes a Caracas para asistir a la toma de posesión del líder chavista para un tercer sexenio consecutivo.
“Las elecciones pasadas en Venezuela no fueron libres. No hay elecciones libres bajo bloqueos (...) No podemos reconocer las elecciones que no fueron libres y esperamos que estas puedan realizarse pronto sin bloqueos ni intimidaciones internas”, aseguró Petro en su cuenta de X, rompiendo así definitivamente con Maduro, a quien pidió en vano durante meses que mostrase las actas electorales.
Sin embargo, el exguerrillero y primer mandatario izquierdista de la historia de Colombia no pretende romper relaciones diplomáticas con el régimen chavista y anunció que el país estará representado en la investidura de Maduro por el embajador colombiano en Caracas, Milton Rengifo, pese a las protestas de la oposición y la nueva ola de arrestos, entre ellos el yerno del candidato opositor, Edmundo González Urrutia, quien insiste en que este 20 de enero tomará posesión como legítimo presidente de Venezuela.
“Colombia no romperá relaciones diplomáticas con Venezuela, ni intervendrá en los asuntos internos de ese país, sin invitación. Pero solicitamos desde nuestra propia lucha por los derechos humanos en Colombia, se respeten para todos y todas en Venezuela”, dijo Petro.
Detienen a excandidato presidencial
Petro condenó la detención el martes de Carlos Correa, un destacado defensor de derechos humanos y director de la ONG Espacio Público en Venezuela, que se suma a la detención este miércoles del excandidato presidencial Enrique Márquez, a quien se refirió como “amigo” suyo.
Sheinbaum enviará a representante
En los últimos meses Colombia actuó como mediadora junto a Brasil y en un principio México, exigiendo a Venezuela una verificación independiente de los resultados de las elecciones del 28 de julio como condición para reconocer la victoria de Maduro.
Tras fracasar esta mediación, ninguna de estas tres potencias regionales gobernadas por la izquierda reconocieron explícitamente el triunfo de Maduro, pero anunciaron que enviarán representantes de bajo nivel a su toma de posesión.
El martes, la presidenta Claudia Sheinbaum defendió el envío de un representante mexicano y no condenó la ola represora.