En el día de la juramentación de Nicolás Maduro para un tercer mandato de seis años, EU anunció un aumento de $15 millones a $25 millones como recompensa por información que lleve a su captura, en relación con cargos de narcotráfico y corrupción que datan de 2020.
Además, se establecieron recompensas adicionales de $15 millones por el arresto o condena del ministro de Defensa, Vladimir Padrino, y del ministro del Interior, Diosdado Cabello.
El Reino Unido también aplicó sanciones a 15 altos funcionarios venezolanos, incluidos jueces y miembros de las fuerzas de seguridad, acusados de “socavar la democracia, el Estado de derecho y violar los derechos humanos”, según el Ministerio de Relaciones Exteriores. El secretario de Relaciones Exteriores británico, David Lammy, calificó al régimen de Maduro como “fraudulento”.
Por su parte, la UE extendió las “medidas restrictivas” contra Venezuela y sancionó a otros 15 funcionarios. Canadá, a través de su ministra de Asuntos Exteriores, Mélanie Joly, impuso sanciones adicionales al gobierno de Maduro, describiendo sus acciones como “descaradas” y afirmando que Canadá “no tolerará la erosión del proceso democrático ni la represión de los derechos ciudadanos”.
Aislamiento político
Las elecciones presidenciales del 28 de julio, que llevaron a Maduro a la victoria, fueron ampliamente rechazadas por la comunidad internacional, incluidos países vecinos como Brasil y Colombia.
EU y otras naciones continúan reconociendo a Edmundo González Urrutia, el líder opositor exiliado, como el presidente legítimo de Venezuela. González, actualmente en España, ha iniciado una gira por América para consolidar apoyo internacional y denunciar las irregularidades del régimen de Maduro.
Maduro, por su parte, calificó las sanciones y acusaciones de narcotráfico como un intento imperialista de desestabilización, mientras acusa a las medidas estadounidenses de ser responsables de la crisis económica de Venezuela. Sin embargo, sus críticos atribuyen la situación a la corrupción y el mal manejo económico de su administración.
Ceremonia bajo control y promesas de “paz”
La ceremonia de juramentación, realizada en Caracas, fue un evento hermético al que no se permitió el acceso de la mayoría de los medios nacionales ni de periodistas extranjeros. Solo los presidentes de Cuba y Nicaragua asistieron al acto, destacando el creciente aislamiento internacional de Maduro.
Durante su discurso, Maduro prometió que su nuevo mandato sería un “período de paz, prosperidad, igualdad y nueva democracia”. Sin embargo, las tensiones internas y la presión internacional marcan un inicio desafiante para su tercer término.
Mientras tanto, la ONU, a través de su Secretario General, António Guterres, pidió la liberación de todas las personas “detenidas arbitrariamente” tras las elecciones, sumándose a las críticas globales contra el régimen de Maduro.