El juez Nawaf Salam, actual presidente de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, fue elegido nuevo primer ministro del Líbano, después de más de dos años y medio con un dirigente en funciones por el bloqueo en el parlamento de las diferentes facciones.
“El presidente, Joseph Aoun (reelegido el pasado jueves), convoca a Nawaf Salam para encargarle formar Gobierno”, anunció un portavoz desde el Palacio Presidencial tras concluir una larga ronda de consultas vinculantes al respecto entre el jefe de Estado y los diferentes bloques parlamentarios del país.
El jefe de la CIJ —que juzga a los Estados por los delitos más graves contra la humanidad, como el genocidio de Israel en Gaza— tiene previsto llegar a Beirut este mismo martes, luego de obtener este lunes el respaldo de 85 de los 128 diputados del Legislativo libanés durante las consultas, mientras que 34 no nominaron a ningún candidato y otros nueve apoyaron al primer ministro saliente, Najib Mikati.
Mikati estaba en funciones desde las elecciones parlamentarias de 2022, por lo que el nombramiento de Salam pone fin a 31 meses sin un jefe de Gobierno con plenos poderes en el Líbano.
Además, su designación se produce después de que ya el pasado jueves el Parlamento eligiera a Aoun como jefe de Estado, un puesto que estaba a su vez vacante desde hacía más de dos años, impidiendo hasta ahora el nombramiento de un nuevo primer ministro.
Tras su llegada al país, Salam deberá formar Gobierno, algo que en el pasado se ha demorado durante meses e incluso ha llevado a la dimisión de varios primeros ministros en esa primera etapa por verse incapaces de encontrar un reparto de carteras que contente a todos los partidos políticos.
Sin embargo, el debilitamiento de la bancada de Hezbolá (chiita), por el desmantelamiento de su cúpula, su red financiera y su aparato militar, tras declararle la guerra Israel, podría acortar la formación de un nuevo Ejecutivo.
El puesto de primer ministro se reserva para un musulmán suní, del mismo modo que el de jefe de Estado debe otorgarse a un cristiano y el del jefe de la Cámara de diputados, a un musulmán chií (con información de EFE).