Liberación de rehenes y prisioneros:
El acuerdo de alto el fuego contempla tres fases, pero sólo se ha acordado la primera, que comenzará este domingo y durará 42 días.
Hamás entregará a 33 rehenes de forma escalonada (unos tres por día) a las autoridades israelíes, dando prioridad a menores, mujeres (incluidas soldados), heridos y mayores de 50 años. De los 251 rehenes secuestrados el 7 de octubre de 2023, quedan dentro de la Franja 96: 62 vivos y 34 muertos.
Por su parte, Israel liberará a 30 presos palestinos por cada rehén civil y a 50 detenidos palestinos por cada mujer soldado israelí que libere Hamás. Esto sumaría entre 900 y 1,500 presos palestinos (muchos de ellos niños y sin cargos), con la condición de que ninguno de ellos esté acusado de haber participado en los ataques terroristas del 7 de octubre de 2023, que dejaron un saldo de 1,200 israelíes.
En la segunda fase se abordará la liberación del resto de rehenes vivos (entre ellos los soldados varones) y la entrega de los cuerpos de los rehenes fallecidos en estos 15 meses de guerra.
Ayuda humanitaria:
Israel permitirá el paso de hasta 600 camiones de ayuda humanitaria (50 de ellos con combustible) y permitirá la reconstrucción de los hospitales bombardeados, para lo que será urgente el financiamiento internacional.
Los países mediadores —Estados Unidos, Egipto y Qatar— supervisarán el cumplimiento de lo acordado y abordarán con las partes los detalles de la tercera y definitiva fase, que debería dar paso al fin de la guerra, a la reconstrucción y, lo más complejo, el arreglo político de la Franja de Gaza.
¿Quién gobernará Gaza tras la tregua?:
La gran incógnita que sigue sin resolverse, pero que será clave para una paz duradera en Oriente Medio, es quién gobernará la Franja de Gaza.
La línea roja de Israel es que Hamás (o cualquier organización yihadista que amenace con la existencia del Estado judío) tome de nuevo el control de la estrecha y hacinada franja costera.
En el otro extremo, la línea roja de los países árabes, de la ONU, de Europa e incluso de Estados Unidos (al menos del gobierno de Biden) es que el control de Gaza no quede en manos del Ejército israelí y mucho menos que la Franja vuelva a ser colonizada con asentamientos judíos, como exige el sector ultra del gobierno de Netanyahu.
Por mucho que Hamás trate ahora de vender como una victoria el acuerdo, el consenso internacional es que no puede seguir en el poder una organización que cometió a sangre fría una masacre brutal en Israel y que usó como escudo humano al pueblo gazatí, a sabiendas de la venganza terrible que iba a sufrir.
Se impone, por tanto, que surja un líder del sector moderado palestino, que reconozca la existencia del Estado de Israel, sin por ello renunciar a negociar un propio Estado palestino.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobierna en Cisjordania, podría ser una solución, pero el liderazgo de Mahmud Abás es cada vez más débil e irrelevante entre los palestinos y no cuenta con el apoyo del gobierno israelí, por lo que las apuestas apuntan a un nuevo líder, que podría surgir de uno de los líderes históricos palestinos que podría ser liberado en la primera fase.
Uno de los presos palestinos que podría ser liberado para liderar Gaza es Marwan Barghouti, quien lleva dos décadas preso en una cárcel israelí. Barghouti, líder prominente de Fatah (la antigua OLP) es considerado como una figura unificadora entre las facciones palestinas.
En cualquier caso, todo apunta a que cualquier salida no será posible sin el apoyo del mayor actor internacional en la región de Oriente Medio: Estados Unidos.
El protagonismo de Trump:
Nada más saltar a los medios de todo el mundo del acuerdo (que será votado este jueves por el gabinete de Netanyahu), el presidente de EU, Joe Biden, se apuntó el mérito de haber logrado sacar adelante su mayor éxito diplomático, a días de que entregue el poder a su adversario político, Donald Trump.
Sin embargo, no se puede pasar por alto que el acuerdo se alcanzó luego de que Trump enviase un emisario este fin de semana a Jerusalén para reunirse con Netanyahu.
De hecho, minutos después del mensaje de Biden, fue el propio Trump quien, en un mensaje en su red social, bendijo el acuerdo que permitirá la liberación de los rehenes, ya bajo su mandato, y lo remató con un enigmático “gracias”.
El acuerdo alcanzado este miércoles neutraliza la amenaza de Trump de abrir “las puertas del infierno”, si Hamás no liberaba a los rehenes de inmediato. Por otro lado, la reciente caída del régimen de terror del sirio Bachar al Asad, y la extrema debilidad en la que han quedado Hamás, la guerrilla libanesa Hezbolá y su valedor, el régimen de Irán, deberían servir para retomar las negociaciones de paz en Oriente Medio, en punto muerto desde el regreso del extremista Netanyahu al poder.
Está por ver si Trump aprovecha este momento histórico para impulsar definitivamente una solución a la cuestión palestina y los territorios ocupados, en vez de gobernar a golpe de gestos con sus aliados israelíes, y amenazas y exabruptos contra el humillado y martirizado pueblo palestino.