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Donald Trump tomó posesión este lunes 20 de enero de 2025 como presidente de los Estados Unidos, marcando el inicio de su segundo mandato en la Casa Blanca. Durante su discurso inaugural, el mandatario generó declaró que su administración buscará “recuperar el control” del Canal de Panamá, una propuesta que ya había causado tensiones diplomáticas en su primer mandato.
En un tono combativo, Trump señaló que “el Canal de Panamá es vital para los intereses económicos y de seguridad nacional de Estados Unidos”. El presidente afirmó que su operación actual está “controlada por China”, lo que calificó como una amenaza estratégica. Aunque el canal fue transferido oficialmente a Panamá en 1999 tras los Tratados Torrijos-Carter, Trump aseguró que entregarlo fue “un error histórico” del expresidente Jimmy Carter, que, según él, debilitó la influencia de Estados Unidos en la región.
El Canal de Panamá, una vía fluvial de 82 kilómetros que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, es crucial para el comercio marítimo mundial. Desde su apertura en 1914, ha permitido a los barcos reducir significativamente sus rutas, evitando el largo y costoso rodeo por el Cabo de Hornos.
Trump criticó la administración panameña del canal y dejó entrever posibles medidas económicas o incluso militares para recuperar su control.
“No descartamos ninguna opción para proteger nuestros intereses estratégicos”, añadió, dejando abierta la posibilidad de un enfrentamiento diplomático o incluso geopolítico.
Además, el presidente revivió su polémico interés por Groenlandia, la isla más grande del mundo, que es territorio autónomo de Dinamarca. Trump argumentó que adquirir Groenlandia sería una “estrategia clave para garantizar la seguridad energética y militar de Estados Unidos”. Aunque su propuesta de compra fue rechazada categóricamente por Dinamarca en 2019, el mandatario insistió en que la isla podría desempeñar un papel crucial en el Ártico, una región cada vez más disputada por su riqueza de recursos naturales y su importancia geopolítica.
Estas declaraciones llegan en un momento de tensiones internacionales, donde la política exterior de Trump ha priorizado recuperar activos estratégicos y reforzar el control sobre regiones clave. Sin embargo, sus propuestas han sido calificadas por analistas como un desafío a los acuerdos internacionales vigentes y una posible fuente de conflictos diplomáticos en los próximos años.
En respuesta a las palabras de Trump, líderes internacionales y expertos han mostrado preocupación. Desde Panamá, las autoridades defendieron la soberanía sobre el canal, recordando que su administración cumple con estándares internacionales. Por su parte, Dinamarca reiteró que Groenlandia “no está a la venta”.