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Reactiva el plan Quédate en México, que inundará de deportados el país; indulta a los asaltantes del Capitolio

Trump regresa más antimexicano que nunca: aranceles en febrero y no descarta intervención armada

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Estados Unidos Donald Trump, tras firmar uno de sus decretos presidenciales en el Despacho Oval (JIM LO SCALZO / POOL/EFE)

Donald Trump juró este lunes como presidente de Estados Unidos para un segundo mandato de cuatro años y con un aluvión de órdenes ejecutivas que sentirán en todos los rincones del planeta, pero con especial dureza en México.

Con un discurso mesiánico —”Dios me salvó (del atentado de julio durante un mitin) para hacer a EU grande de nuevo”—, Trump proclamó que “la edad de oro de Estados Unidos comienza ahora”, para enseguida desplegar lo que será el gobierno estadounidense más radical y más antimexicano de la era moderna, como demostró al anunciar que impondrá aranceles del 25% a las importaciones mexicanas y canadienses, a partir del 1 de febrero.

Además, dejó abierta la puerta a una posible intervención armada en suelo mexicano, luego de declarar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, lo que se otorga el derecho de perseguirlos donde sea.

“México probablemente no quiere eso”, dijo con sorna desde el Despacho Oval, y a la pregunta de un periodista sobre si esto implica que podría ordenar una intervención armada en el país vecino, declaró: “Podría pasar, han pasado cosas más extrañas”.

“Enemigos extranjeros”

Trump lamentó (ahora en tono apocalíptico) la herencia recibida del ya expresidente Joe Biden, a quien culpó de “no haber defendido la frontera ni haber dado seguridad a los ciudadanos, mientras le daba refugio a criminales de fuera”.

En presencia de Biden y los otros tres expresidentes vivos —Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton—, Trump aseguró que él va a “restaurar la fe de la gente” y proclamó que “la decadencia de Estados Unidos ha acabado”.

“Empezaremos el proceso de devolver a los millones de (extranjeros) criminales de vuelta de donde vinieron”, declaró, y para lograrlo invocará una ley de “enemigos extranjeros”, promulgada en 1798, para llevar a cabo la mayor campaña de deportaciones de migrantes de la historia e impedir el paso de migrantes y solicitantes de asilo en la frontera con México.

La ley de Enemigos Extranjeros fue usada durante el Gobierno de Franklin D. Roosevelt (1933-1945) para crear campos de internamiento para ciudadanos de origen japonés en EU, lo que abriría la posibilidad de volver a levantar estos polémicos campamentos de inmigrantes detenidos para que esperen su turno para ser expulsados del país.

Para agilizar las deportaciones masivas, Trump anunció en su discurso que reactivará “Quédate en México”, que obliga a solicitantes de asilo estadounidense a permanecer al sur de la frontera y supone, en la práctica, una invasión a la inversa de inmigrantes de todas las nacionalidades expulsados por las autoridades estadounidenses.

Pero, tan prioritario para Trump es expulsar a “millones de ilegales” como impedir que nadie entre, por lo que firmó dos órdenes ejecutivas al respecto y decretó la emergencia nacional en la frontera.

Fin al programa de asilo

La aplicación CBP One, que permitía a migrantes ingresar a EU a través de los puertos de entrada en la frontera con México, dejó de funcionar este lunes, según informó la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en su página web.

En el mensaje en la web de CBP, que se refiere a los migrantes en tránsito en México como “extranjeros indocumentados”, se avisa además de que las citas “agendadas” ya han sido canceladas, para desolación de solicitantes como la guatemalteca Evelyn Sánchez, quien se presentó con sus tres hijos pequeños a las 6 de la mañana en el puente fronterizo de Ciudad Juárez y una cita confirmada del CBP ONE sólo minutos después de la toma de posesión del cargo de Trump, por lo que quedó invalidada.

“Se detendrá inmediatamente toda entrada ilegal y enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión de nuestro país”, dijo sobre la emergencia nacional, que permitirá militarizar la frontera y disponer de un arsenal de fondos.

Fin a la ciudadanía por nacimiento

Trump firmó también una orden ejecutiva que busca negar la ciudadanía a los hijos de inmigrantes indocumentados nacidos en territorio estadounidense.

La orden pretende modificar la interpretación actual de la Enmienda 14 de la Constitución de EU, que establece que toda persona nacida en suelo estadounidense obtiene automáticamente la nacionalidad, independientemente del estatus migratorio de sus padres.

Eliminar la ciudadanía por derecho de nacimiento ha sido una demanda recurrente de grupos ultras conservadores. Trump ya había amenazado con revocar este derecho mediante una orden ejecutiva durante su primer mandato (2017-2021), aunque nunca llegó a hacerlo.

La Casa Blanca no ha detallado cómo se implementará esta medida, que previsiblemente enfrentará desafíos legales en los tribunales y que muchos expertos consideran inconstitucional.

EU, fuera de París y la OMS

La oleada de órdenes ejecutivas desmantelaron los cuatro años de gobierno del demócrata Joe Biden, como su decisión de sacar a Estados Unidos de los Acuerdos de París, negando de esta manera el compromiso de una de los países que más contaminan a combatir el calentamiento global.

Asimismo, Trump asestó un duro golpe a la cooperación científica con su decisión de retirar a EU de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Trump firmó el abandono de la OMS en 2020, entre críticas por la gestión de la OMS ante la pandemia de la covid-19, pero la medida nunca se materializó por la llegada de Biden al poder en enero de 2021.

Indulto a los asaltantes del Capitolio

Finalmente y para culminar su deriva autoritaria desde su primer día, Trump firmó el perdón presidencial y la conmutación de penas a los encausados por el asalto al Capitolio, a los que llamó “rehenes”.

Entre los perdonados está incluido el líder de los Proud Boys, Enrique Tarrio, condenado por un juez del Distrito de Columbia por “sedición” a 22 años de prisión.

De esta manera, Trump dormirá está noche de nuevo en la Casa Blanca, satisfecho por cumplir su sueño de ser dictador “al menos por un día”.

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