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“Está junto al mar, tiene el mejor clima”, declaró el magnate inmobiliario sobre la expulsión a Egipto y Jordania de 1.5 millones de palestinos

Trump ambiciona convertir la Franja de Gaza en una Riviera Maya israelí “limpia” de palestinos

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Limpieza étnica Miles de palestinos intentan regresar a sus destruidas casas en el norte de Gaza desde la línea de costa en el centro de la Franja (HAITHAM IMAD/EFE)

Donald Trump destapó este fin de semana sus planes sobre la Franja de Gaza: terminar de destruirla y reconstruir para que pase de ser la mayor cárcel del mundo donde se hacina unos dos millones de palestinos a un gigantesco resort turístico para israelíes y turistas internacionales, banalizando la tragedia diaria de los gazatíes, que suman ya más de 47 mil muertos (16 mil de ellos niños), tras 18 meses de guerra israelí.

“Gaza es interesante, es un lugar estupendo, está junto al mar; todo es bueno”, declaró a los periodistas tan sólo un día después de jurar como presidente de Estados Unidos por segunda, obviando los crímenes contra la humanidad y las denuncias de genocidio cometido por las fuerzas israelíes contra los palestinos y hablando de la Franja de Gaza —365 kilómetros cuadrados, cuatro veces más pequeña que la Ciudad de México— como si se tratara de otro más de sus negocios inmobiliarios.

Por si quedara dudas, un periodista le preguntó si veía la reconstrucción de la Franja como una oportunidad inmobiliaria más, respondió: “Podría ser”, pero añadió, que debe ser reconstruida “de manera diferente”.

Pero, como todo negocio de gran envergadura, los planes de Trump para Gaza cuenta con dos importantes desafíos a resolver: terminar de destruir lo que queda en pie —define a la Franja como “un gran sitio de demolición”— y echar a sus habitantes que estorban. Para ello, autorizó este fin de semana el envío a Israel de un cargamento de 1,800 bombas superdestructivas Mark-84, de 900 kilos cada una, y presiona a las autoridades de Jordania y Egipto para que acojan a 1.5 millones de palestinos, en una primera fase de una limpieza étnica que se completaría con la expulsión o recontratación para la mano de obra barata del medio millón de palestinos restantes.

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Trump dijo también este sábado, a los periodistas que viajaban con él a bordo del Air Force One, que había hablado con el rey de Jordania Abdalá II y que pensaba hacer lo propio con el presidente de Egipto, Abdel Fatah al Sisi, sobre la idea de construir viviendas y trasladar a un millón de gazatíes a países árabes vecinos.

“Algo tiene que ocurrir, (Gaza) está literalmente demolida. Casi todo está destruido y la gente está muriendo, así que preferiría aliarme con algunas de las naciones árabes y construir alojamiento en un lugar diferente donde creo que podrían al fin vivir en paz”, dijo Trump, confirmando que su política en Oriente Medio pasa por la anulación del derecho de los palestinos a un Estado propio y el apoyo al supremacismo judío sionista de crear una Gran Israel desde el río Jordán al mar Mediterráneo.

Expulsarlos “lo antes posible”

Como era de esperar, el plan de Trump desató la euforia entre los ultranacionalistas israelíes, como su representante más radical en el gobierno de Benjamín Netanyahu: el ministro de Finanzas israelí, el colono Bezalel Smotrich, acusado por los activistas y organizaciones humanitarias internacionales e israelíes de incitar al terrorismo de los colonos judíos contra los palestinos de la Cisjordania ocupada.

“Con la ayuda de Dios, trabajaré junto al primer ministro y al Gobierno para desarrollar un plan que permita implementar esta idea lo antes posible”, declaró.

Por su parte, el también colono Itamar Ben-Gvir, hasta hace una semana ministro de Seguridad Nacional, aplaudió el plan de Trump, en un mensaje en redes sociales en el que recordó que una de sus exigencias al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es “promover la emigración voluntaria”.

“¡Hay que promover ya la emigración!”, escribió el también colono en Cisjordania, que abandonó el Gobierno la semana pasada por su oposición al acuerdo de tregua y liberación de rehenes con Hamás.

La esperanza del sector ultra israelí que esta “limpieza étnica” que propone Trump no encuentre el rechazo internacional que en su momento generó la sugerencia de otro ministro ultra del gobierno de Netanyahu, Amiyachai Eliyahu, quien, en plena guerra de Israel contra Hamás, sugirió lanzar una bomba atómica contra la Franja para vaciarla de un golpe de palestinos.

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El sueño inmobiliario del yerno

La idea de Trump de convertir a la Franja de Gaza en una especie de Riviera Maya de Oriente Medio no es nueva.

En marzo de 2024, en plena campaña electoral, el yerno del entonces candidato Trump, Jared Kushner (judío), levantó polémica al declarar que “las propiedades costeras podrían ser muy valiosas”.

“Desde la perspectiva de Israel, yo haría todo lo posible para sacar a la gente y limpiar el lugar”, dijo Kushner e incluso sugirió que Israel debería trasladar a los civiles palestinos al desierto del Néguev, en la región sur del Estado judío.

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