Donad Trump pretende convertir ahora la cárcel de Guantánamo, en la base militar estadounidense en Cuba, en campo de concentración “para los peores inmigrantes ilegales”, declaró el nuevo presidente de EU en su segunda semana de mandato.
“Tendremos 30 mil camas en Guantánamo para detener a los peores inmigrantes ilegales criminales que son una amenaza para el pueblo estadounidense”, aseguró Trump en unas declaraciones en la Casa Blanca, con ocasión de la firma de una ley contra migrantes con delitos menores.
“Algunos son tan peligrosos que ni siquiera confiamos en sus países de origen para que se los queden, porque no queremos que regresen. Así que los enviaremos a Guantánamo”, dijo Trump.
“Es un lugar duro. Es un lugar del que es difícil salir”, presumió el mandatario republicano, obsesionado con la cacería de inmigrantes que ordenó desde su primera hora en la Casa Blanca.
El Pentágono opera en la base de Guantánamo un centro de detención para inmigrantes, el cual administra de manera independiente a la prisión destinada a sospechosos de terrorismo islámico, muchos de los cuales llevan años sin saber de qué se les acusa y viviendo en condiciones infrahumanas, como denuncian activistas.
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37 inmigrantes en tres años
Los migrantes que llegan a la base de Guantánamo son aquellos que las autoridades estadounidenses interceptan en el mar cuando intentan alcanzar las costas del país, principalmente procedentes de Cuba y Haití.
La población migrante en la base suele ser muy baja. De acuerdo con datos publicados por The New York Times, entre 2020 y 2023 el centro solo albergó a 37 personas.
La base de Guantánamo funciona en un vacío jurídico donde no se aplican las mismas garantías legales en materia migratoria que rigen en territorio continental estadounidense.
La situación en las instalaciones migratorias de Guantánamo ha sido históricamente opaca, con poca información pública sobre lo que ocurre allí.
Un reportaje publicado en septiembre de 2024 por The New York Times, basado en informes internos del Gobierno, reveló que los detenidos enfrentan condiciones precarias, incluyendo denuncias de que son obligados a dormir con la luz encendida y con música permanente y a usar gafas de visión opaca durante los traslados dentro de la base, que sus llamadas con abogados son monitoreadas y que algunas instalaciones están llenas de ratas (con información de EFE).
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