El primer campo de concentración estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial ya es una realidad, con la llegada este martes a la cárcel de Guantánamo (en la base militar de EU en el oriente de Cuba) del primer contingente de deportados (supuestamente con historial criminal), como parte de la guerra total que el presidente Donal Trump ha declarado a los inmigrantes.
“Trump no pierde el tiempo”, presumió la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, tras confirmar la llegada del primer avión con inmigrantes a la siniestra cárcel donde llevan recluidos supuestos terroristas yihadistas, desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, denunciada por organismos internacionales por sus condiciones infrahumanas.
MAKE AMERICA SAFE AGAIN 🇺🇸
— The White House (@WhiteHouse) February 4, 2025
“President Trump is no longer going to allow America to be a dumping ground for illegal criminals from nations all over this world.” –@PressSec pic.twitter.com/vzKFK7yTcf
En declaraciones a FoxNews la mañana del martes, la vocera de Trump no aclaró bajo qué cargos han sido seleccionados para que inmigrantes convivan en la misma prisión que presuntos yihadistas, y se limitó a señalar que “ya no permitiremos que EU sea un vertedero de criminales ilegales de naciones de todo el mundo”.
30 mil plazas para “los peores criminales”
El presidente republicano ordenó ampliar la capacidad de detención en la base naval de Guantánamo para albergar a más de 30,000 personas y el Pentágono desplegó ya más de 150 militares para dicha tarea.
Entre los militares desplegados se encuentran Infantes de Marina y otros militares del Comando Sur de EU, encargado de Latinoamérica.
El pasado miércoles, al firmar el memorando para ampliar la capacidad del centro de migrantes en Guantánamo, Trump afirmó que la medida busca “detener a los peores inmigrantes ilegales criminales que representan una amenaza para el pueblo estadounidense”.
Cruzar la frontera no es un crimen
Trump emprendió una campaña en contra de los más de 11 millones de migrantes indocumentados en el país, tildándolos de “criminales” y prometiendo llevar a cabo el mayor proceso de deportación en la historia de Estados Unidos.
Bajo la ley estadounidense, vivir en el país sin autorización o estatus legal no es una falta criminal sino civil. Por lo tanto, es falso que las personas indocumentadas tengan de por sí un «historial criminal», como ha asegurado el actual Gobierno.
Cruzar la frontera sin inspección -codificado como ‘ingreso indebido’- o intentar entrar en EE.UU. después de haber sido deportado o expulsado sí está tipificado en la legislación penal: el primero como un delito menor y el segundo como un delito grave.