El Departamento de Estado de EU anunció en un mensaje en la red social X que el Gobierno de Panamá ha acordado no cobrar más tarifas a los buques militares de Estados Unidos, asegurando así un tránsito libre de costos para la Marina estadounidense.
La medida llega después de que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, presionara al ministro de Seguridad Pública de Panamá, Frank Ábrego, sobre la necesidad de garantizar “el acceso sin restricciones” al canal.
En un comunicado, el Pentágono dejó claro que Hegseth subrayó la prioridad de Trump en “salvaguardar los intereses de seguridad nacional” de EU, lo que incluye mantener el control sobre el canal y evitar cualquier “interferencia extranjera”.
La alusión no es casual: Trump ha acusado a China de influir en la gestión de la vía, usando este argumento como pretexto para fortalecer la presencia de EU en la región.
El discurso de Trump sobre la “recuperación” del Canal de Panamá ha generado tensiones bilaterales. El gobierno panameño ha respondido con gestos de alineación a Washington, como la decisión de no renovar el acuerdo de cooperación con China sobre la Nueva Ruta de la Seda.
Aun así, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), una entidad autónoma, se ha mostrado cautelosa, asegurando que solo busca “optimizar la prioridad” en el tránsito de los buques estadounidenses.
Los datos oficiales, sin embargo, contradicen la retórica de Trump. Según cifras del propio Canal de Panamá, desde 1998 hasta el cierre de 2024, apenas 994 buques de guerra estadounidenses han cruzado la vía, lo que representa un irrisorio 0.3% del tráfico total.
Además, los ingresos por este concepto apenas alcanzaron 25.4 mdd en 26 años, menos de un millón por año. A pesar de estos hechos, la Casa Blanca insiste en vender la narrativa de un supuesto trato injusto a EU.
Control estratégico con excusa económica
Más allá de los números, la decisión de Panamá de eximir a los buques estadounidenses de tarifas es un claro triunfo diplomático para Trump y un golpe simbólico a la autonomía panameña.
Desde 1914, las tarifas del canal se han calculado en función del desplazamiento de agua para los buques de guerra, independientemente de la bandera que porten.
Sin embargo, la presión de Washington ha conseguido un trato privilegiado, mientras la administración de Trump refuerza su control estratégico sobre una de las rutas marítimas más importantes del mundo.