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El estado de salud del papa Francisco sigue siendo crítica, pero ha mostrado una “leve mejoría” este lunes, décimo día desde que fue ingresado en el hospital Gemelli de Roma por una bronquitis que degeneró en una neumonía bilateral (en los dos pulmones).
“Las condiciones clínicas del Santo Padre, en su estado crítico, demuestran una leve mejoría. Tampoco en la jornada de hoy se han verificado episodios de crisis respiratorias asmáticas. Algunos exámenes del laboratorio han mejorado”, indica el parte de la tarde del lunes.
Asimismo, el control de la “leve” insuficiencia renal detectada el día anterior “no suscita preocupación”. El papa continúa con la terapia de oxígeno, pero con flujos a un porcentaje “levemente reducidos” comparado con los últimos días.
Pese a todo y a tenor de la complejidad de su cuadro clínico y de forma prudencial, los médicos prefieren mantener el pronóstico reservado.
Esta mañana ha recibido la Eucaristía en el hospital Gemelli de Roma mientras que en la tarde “ha retomado su actividad laboral”.
Por la tarde, además, ha vuelto a llamar telefónicamente al párroco de la Franja de Gaza para expresarle su “paternal cercanía”.
El papa “agradece a todo el pueblo de Dios que en estos días se ha unido para rezar por su salud”, termina el comunicado.
Francisco, quien a sus 88 años es el pontífice más anciano de la historia del papado, fue hospitalizado el pasado 14 de febrero por una bronquitis con infección polimicrobiana a la que se sumó una neumonía bilateral.
Lo último que se sabía de su estado es que la pasada noche, la décima ingresado, había transcurrido “bien”, había dormido y que, por la mañana, su humor era “bueno” y “se alimenta con normalidad”.