BúsquedaEn las últimas semanas, las islas de Amorgos, Anafi y Santorini han sufrido una serie de temblores, algunos de magnitud 5.3.
Dos tercios de los habitantes de Santorini han optado por abandonar la isla y las autoridades ordenaron el cierre de escuelas y prohibieron reuniones masivas en lugares cerrados; se ha pedido que la población se mantenga alejada de la costa y laderas de la isla.
A pesar de que se ha declarado estado de emergencia, el Primer Ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, ha pedido a su población tomar las cosas con calma. Declaro que “el gobierno confía en la ciencia”, pero señalo que la comunidad científica enfrenta un “fenómeno extremadamente desconcertante”.
“No tengo claro por qué se repite esta secuencia de terremotos”, afirma David Pyle, vulcanólogo de la Universidad de Oxford (Inglaterra): “Esto es un auténtico rompecabezas”.
Aunque la isla de Santorini es en sí misma una isla volcánica parcialmente sumergida y activa, la actividad sísmica reciente está lejos de ser por causas volcánicas. Su origen parece estar arraigado en un proceso tectónico extraño y difícil de predecir, el cual podría intensificarse peligrosamente.
La mayor parte de la actividad proviene de la falla de Santorini-Amorgos, un fragmento de fondo marino entre las dos islas.
La situación evoluciona constantemente. Por ahora, “no hay motivos para el pánico”, comenta Jonas Preine, geofísico del Instituto Oceanográfico Woods Hole: “Pero seguro que hay motivos para preocuparse”.
Este enjambre de temblores podría extinguirse de repente, “pero sigue existiendo la preocupación de que pueda producirse una aceleración hacia un terremoto mucho mayor”, afirma Pyle.
Grecia ya cuenta con historial de actividad sísmica.
El 9 de julio de 1956, un terremoto de magnitud 7,8 sacudió la isla de Amorgos provocando un Tsunami que arraso con la infraestructura de varias islas, cobrando la vida de docenas de personas.