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El desmantelamiento de la Agencia de EU para el Desarrollo Internacional (Usaid), la que fuera la mayor organización gubernamental de cooperación del mundo, llegó a un punto crítico. Este jueves, decenas de empleados fueron despedidos abruptamente y solo tuvieron 15 minutos para recoger sus pertenencias, mientras se concreta el recorte presupuestario impulsado por Donald Trump y Elon Musk.
Según fuentes cercanas a Usaid, los trabajadores afectados fueron notificados de que tenían un máximo de 15 minutos para recoger sus objetos personales en la sede de la agencia en Washington.
La medida, que se aplicará hasta el viernes, se produjo apenas horas después de que el Tribunal Supremo de EU otorgara una nueva victoria momentánea al gobierno de Trump en su cruzada por reducir el gasto en ayuda exterior.
Mientras exempleados salían de la oficina con cajas cargadas de pertenencias, los medios intentaron obtener declaraciones, pero la mayoría optó por el silencio y la resignación.
En las afueras de la sede, situada a 600 metros de la Casa Blanca, un grupo de manifestantes desafió la lluvia con pancartas en las que agradecían la labor de los empleados despedidos y criticaban duramente a Trump y Musk.
Musk y el “error” con el ébola
Elon Musk, quien encabeza el llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), admitió el miércoles que su oficina canceló accidentalmente programas de Usaid para la prevención del ébola.
Sin embargo, pese a sus afirmaciones de que la suspensión se ha revertido, fuentes dentro de la agencia aseguran que estos proyectos están prácticamente paralizados desde enero.
El cierre de Usaid ha sido una de las prioridades de la administración Trump, que argumenta que la agencia es un derroche de recursos y ha buscado redirigir los fondos a programas más alineados con su agenda nacionalista.
El miércoles, el Tribunal Supremo suspendió un fallo de una corte inferior que ordenaba al gobierno de Trump reanudar el pago de 2,000 mdd en ayuda exterior antes de la medianoche. La decisión, firmada por el presidente del Supremo, John Roberts, es de carácter temporal y permitirá a la corte analizar si el tribunal que exigió la reactivación de los fondos tiene autoridad sobre el gobierno federal en esta materia.
Sin embargo, los trabajadores de Usaid dan por muerta la agencia. Una empleada en licencia remunerada que acudió a apoyar a sus compañeros despedidos resumió el sentimiento de muchos: “En un mundo normal, tendría esperanza. Pero Trump ya ha dicho que tiene un problema con los jueces que no están de acuerdo con él” (con información de EFE).