
La codicia y los sueños imperialistas de Donald Trump lograron lo inimaginable a principios de año: que el mundo entero ponga sus ojos sobre Groenlandia, la segunda isla más grande del planeta y la menos habitada. Este martes, unos 41 mil groenlandeses están llamados a las urnas para elegir su nuevo gobierno, que tendrá que lidiar, por una parte, con las presiones de Estados Unidos para que se convierta en el estado 51, y por otro, para ver si este territorio autónomo controlado por Dinamarca se independiza finalmente por la vía rápida o poquito a poco.
Los colegios electorales abrieron este martes en Groenlandia a las 9:00 horas locales y cerrarán a las 20:00 horas, aunque, las condiciones meteorológicas árticas y la dispersión de la escasa población —Groenlandia tiene 2.2 millones de kilómetros de extensión (México tiene 1.9 millones) y el 80% de su superficie está cubierta permanentemente por el hielo— hacen difícil calcular cuándo habrá finalizado el recuento.
El único sondeo —difundido a principios de febrero, antes de la convocatoria de comicios, y con un alto 30% de indecisos— apunta a un nuevo triunfo del partido Inuit Ataqatigiit (IA, socialista), del presidente Múte B. Egede, con el 31%, por delante de su aliado de gobierno, el socialdemócrata Siumut, con el 21.9%.
El liberal Demokraatit, con el 18.8%, duplicaría sus votos y superaría al centrista Naleraq, que perdería su condición de tercera fuerza con el 16% pese a subir cuatro puntos; mientras el liberal-conservador Atassut subiría ligeramente hasta casi el 10%.
De confirmarse este pronóstico, el IA y el Siumut, las dos únicas fuerzas que han encabezado gobiernos en Groenlandia desde la introducción de la autonomía en 1979, podrían repetir la coalición que ha gobernado esta isla ártica los últimos tres años.
Trasfondo independentista
La campaña ha estado dominada por temas como la sanidad, la educación, la economía y la vivienda —los que más interesan a los groenlandeses, según un sondeo reciente—, con la cuestión independentista de trasfondo y, sobre todo, tras la injerencia en campaña del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que promete inversiones “billonarias”, si Groenlandia se independiza de Copenhague y decide unirse a Estados Unidos.
Todas las fuerzas políticas están a favor de la independencia, pero difieren en los plazos. Los tres mayores partidos quieren un proceso largo, en el que ni siquiera ponen fecha. Sólo dos partidos extraparlamentarios que concurren a los comicios abogan por romper más rápido los lazos con Copenhague, aunque tampoco se atreven a poner una fecha concreta a un referendo, un derecho que reconoce el nuevo Estatuto que entró en vigor en 2009.
“Trump nos falta el respeto”
En el último debate celebrado anoche en la sede de la televisión pública KNR, todos los líderes políticos, excepto uno sin posibilidades, dijeron que no confiaban en las promesas de Trump.
Según reveló hoy el periódico Politiken, el principal diario danés, el consulado estadounidense en Nuuk envió una carta a todos los partidos groenlandeses pocas semanas antes de las elecciones y les invitó a una reunión para escuchar “sus prioridades para el próximo Gobierno, incluida su relación con Estados Unidos”.
El líder de Demokraatit, Jens-Frederik Nielsen, señaló en declaraciones a ese diario que se trata de un intento claro de influir en los partidos, mientras que el consulado rechazó ese extremo y lo consideró una práctica normal.
“Pienso que no está bien justo antes de unas elecciones intentar influir, especialmente si consideramos la retórica que ha usado la parte estadounidense”, afirmó Nielsen, que rechazó la invitación del consulado.
Por su parte, el presidente autonómico de Groenlandia, Múte B. Egede, pidió a Trump que trate con “respeto” a los groenlandeses en una entrevista difundida este lunes por la televisión pública danesa DR.
“Las cosas que suceden en el mundo ahora mismo me preocupan mucho. Hay un orden mundial que se tambalea en muchos frentes y un presidente en EU muy impredecible y que de esa manera hace que la gente se sienta insegura. Merecemos que se nos trate con respeto, y pienso que el presidente de EU no lo ha hecho desde que asumió el cargo”, afirmó.
Egede se había mostrado hasta ahora más comedido respecto a los deseos de Trump de anexionarse Groenlandia por motivos de seguridad y repetido en varias ocasiones que esta isla ártica bajo dominio danés no está “en venta” y que sólo sus habitantes pueden decidir su futuro.
“Pienso que son unas elecciones determinantes las que tenemos. Lo primero que tenemos que hacer justo después de las elecciones es dejar aún más claro que Groenlandia le pertenece a los groenlandeses. Eso es lo que tenemos que comunicarle a los estadounidenses”, afirmó.
¿Por qué tiene interés Trump en Groenlandia?
Trump codicia la enorme riqueza mineral bajo el casquete polar, incluidas tierras raras, gas y petróleo, y porque el calentamiento global está abriendo un canal interoceánico de enorme valor estratégico tanto para EU y Europa, como para Rusia y China, ya que recortaría en semanas las rutas comerciales (y militares) marítimas entre el océano Pacífico y el Atlántico.