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El exbanquero enfrenta la guerra de aranceles, amenazas de anexión y una inminente elección federal

Carney asume como primer ministro de Canadá en medio de crisis con Trump

Asume cargo El primer ministro de Canadá, Mark Carney, habla durante una conferencia de prensa después de prestar juramento en el Rideau Hall en Ottawa, Canadá. (EFE)

Mark Carney, un economista sin experiencia electoral, asumió este viernes como el 24º primer ministro de Canadá en un contexto de alta tensión con EU, marcado por la guerra comercial y las amenazas de anexión de Donald Trump.

Sin un escaño en el Parlamento y con una mayoría frágil de su partido, su primera gran prueba será convocar elecciones federales anticipadas, probablemente en mayo.

Bajo asedio de Trump

Desde su retorno a la Casa Blanca, Trump ha desatado una ofensiva económica sin precedentes contra Canadá, imponiendo aranceles a sectores clave e insinuando abiertamente que su país podría absorber a su vecino del norte.

Carney deberá negociar con un mandatario que ha convertido la economía canadiense en un blanco de sus ataques.

El nuevo primer ministro ha dejado claro que no cederá ante Washington y que su gobierno mantendrá los aranceles de represalia hasta que la administración Trump respete los principios del libre comercio.

“Mi gobierno mantendrá nuestros aranceles hasta que los estadounidenses nos muestren respeto y compromisos confiables con un comercio justo”, declaró Carney ante la militancia liberal en Ottawa.

Mientras tanto, su primer viaje oficial al extranjero será a Londres y París, en un intento por reforzar alianzas con Europa mientras se enfría la relación con Washington.

De las finanzas globales a la arena política

Carney, quien el domingo cumplirá 60 años, es una figura reconocida en el mundo de las finanzas. Fue gobernador del Banco de Canadá durante la crisis financiera de 2008 y, posteriormente, el primer extranjero en liderar el Banco de Inglaterra, guiándolo en el proceso del Brexit.

Su trayectoria también incluye más de una década en Goldman Sachs y posiciones clave en la promoción de inversiones verdes.

El pasado domingo, fue elegido líder del Partido Liberal con un 86 % de apoyo entre 152,000 miembros.

Sucede a Justin Trudeau, quien gobernó durante casi una década pero dejó el cargo en medio del desgaste político y la crisis interna de su partido.

A pesar de su impresionante currículum, Carney enfrenta un desafío crucial: conquistar a los votantes en campaña. Su capacidad para manejar cifras y mercados es indiscutible, pero su falta de experiencia en “política de calle” y su estilo percibido como distante pueden convertirse en obstáculos.

Desafío electoral

Apenas estrenado en el cargo, Carney debe prepararse para una dura batalla electoral contra Pierre Poilievre, líder del Partido Conservador y hasta hace poco el favorito para ganar las elecciones.

Poilievre, de 45 años, ha construido su ascenso atacando la gestión liberal en temas como delincuencia, precios de la vivienda, impuestos al carbono y migración, pero la llegada de Trump ha cambiado el panorama político.

Ahora intenta reposicionarse como el candidato capaz de enfrentar a Washington sin perder el apoyo de los sectores conservadores pro-Trump en Canadá.

Hasta hace unas semanas, los conservadores tenían una ventaja abrumadora en encuestas y recaudación de fondos. Pero el regreso de Trump y la renuncia de Trudeau han modificado el escenario.

Algunos sondeos recientes sugieren que, bajo el liderazgo de Carney, los liberales podrían competir de manera más reñida en las próximas elecciones.

El principal reto inmediato de Carney será lidiar con el impacto de los aranceles y la incertidumbre comercial creada por Trump. La administración estadounidense ya ha impuesto dos rondas de tarifas contra Canadá, y la amenaza de nuevas sanciones podría empujar a la economía canadiense hacia la recesión.

Economistas advierten que la fuga de inversiones y la caída de la confianza empresarial pueden tener efectos devastadores a largo plazo. Carney, sin embargo, se ha comprometido a un plan de “prudencia fiscal”, reducción de impuestos y atracción de inversión extranjera para mitigar los daños.

Su gran prueba será demostrar que puede enfrentar la presión de Trump, estabilizar la economía y convencer a los votantes de que es el líder que Canadá necesita en un momento de crisis. Con elecciones a la vuelta de la esquina, el tiempo no está de su lado.

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