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Donald Trump aprovechó este viernes su primera visita al Departamento de Justicia para lanzar un incendiario discurso en el que exigió el encarcelamiento de sus rivales políticos, despotricó contra las investigaciones criminales en su contra y atacó a los medios de comunicación.
Un discurso desafiante y sin filtros
“Las personas que nos hicieron esto deberían ir a la cárcel”, clamó Trump, sin especificar a quién dirigía su amenaza. En su intervención de una hora, el mandatario insistió en su teoría infundada de fraude en las elecciones de 2020 y se presentó como víctima de una persecución política.
Lejos de tratarse de una visita institucional, la aparición de Trump en el Departamento de Justicia fue una demostración de fuerza. Se refirió a sus adversarios con términos vulgares y despectivos, arremetió contra la prensa y prometió una purga dentro del Gobierno. “Expulsaremos a los actores deshonestos y expondremos, y mucho, sus crímenes atroces”, sentenció.
El republicano también atacó a CNN y MSNBC, calificándolos de “brazos políticos” del Partido Demócrata y sugiriendo que sus coberturas deberían considerarse “ilegales”.
Trump hizo historia en 2024 al convertirse en el primer presidente estadounidense condenado por un delito penal, tras ser hallado culpable de falsificar registros comerciales en el caso de sobornos a la actriz Stormy Daniels.
Ese juicio fue solo uno de los cuatro procesos abiertos en su contra:
- Washington D.C.: acusado por su papel en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
- Georgia: señalado por intentar revertir los resultados electorales en ese estado.
- Florida: procesado por llevarse documentos clasificados de la Casa Blanca y almacenarlos en su mansión de Mar-a-Lago.
Sin embargo, tras su victoria en noviembre, estos procesos quedaron en el limbo o fueron retirados, amparados en una política del Departamento de Justicia que impide enjuiciar a un presidente en funciones.
Control sobre el Departamento de Justicia
La visita de Trump no fue casual. Su discurso en la institución encargada de garantizar la independencia judicial dejó claro que busca moldearla a su favor. Para ello, ha colocado a figuras leales en puestos clave, como la fiscal general Pam Bondi, una de sus más férreas defensoras.
Con esta maniobra, el mandatario no solo busca librarse de los cargos en su contra, sino que deja abierta la puerta para perseguir a sus adversarios políticos.
Con el Departamento de Justicia bajo su control y sin riesgo de ser enjuiciado, Trump consolida su dominio absoluto sobre las instituciones, dejando claro que, en su gobierno, la justicia se aplica solo para sus enemigos.