
Funcionarios allegados a Donald Trump ha elaborado un plan para reformar la estructura de distribución de la ayuda exterior de EU, sin eliminarla por completo. Según un memorando interno, Washington busca reducir el alcance de la asistencia internacional y concentrarla en áreas alineadas con los intereses estratégicos de EU.
Este plan, que será revisado por el secretario de Estado Marco Rubio, se presenta en un contexto de recortes y reestructuración impulsados por Trump y Elon Musk, quienes argumentan que el gobierno federal malgasta fondos en proyectos sin beneficios claros para el país.
USAID, en la mira
Desde el primer día de su mandato, Trump impuso una pausa de 90 días en toda la ayuda exterior, lo que detuvo múltiples programas de la Agencia de los EU para el Desarrollo Internacional (USAID), generando incertidumbre en el sector humanitario.
La propuesta ahora contempla una transformación de USAID en la Agencia de Asistencia Humanitaria Internacional de EU, la cual operaría dentro del Departamento de Estado y se limitaría a responder a crisis humanitarias, emergencias sanitarias y seguridad alimentaria.
El plan también sugiere eliminar casi dos docenas de oficinas de USAID y trasladar programas políticos —como la promoción de la democracia, la libertad religiosa y el empoderamiento de la mujer— directamente al Departamento de Estado.
El memorando defiende que el actual esquema de ayuda exterior es demasiado costoso y no ha logrado reducir la dependencia de ciertos países. En su lugar, la nueva estrategia promete generar “retornos medibles para EU”, reforzar su influencia global y contrarrestar a competidores como China.
Sin embargo, los planes del gobierno enfrentan obstáculos legales. Un juez federal bloqueó la eliminación de USAID, argumentando que la medida podría ser inconstitucional.
Aún no está claro cómo este fallo afectará la transición, pero los nuevos líderes de la agencia aseguran que seguirán administrando los cerca de 1,000 programas humanitarios en curso.
Diálogo con el Congreso
El equipo de USAID ha indicado que garantizará la continuidad de los programas vitales mientras colabora con el Congreso y el secretario Rubio para definir el futuro de la agencia dentro del Departamento de Estado.
Pese a la incertidumbre, la administración Trump insiste en que la reforma no implica el fin de la ayuda exterior, sino su reorientación hacia una estructura más eficiente y alineada con los intereses estadounidenses.