
Apenas se conoció la muerte de Jorge Bergoglio, nombre del papa Francisco, en las casas de apuestas comenzó a circular una lista de posibles candidatos a sucederlo y quien se convertirá en el Pontífice número 267 en la historia de la Santa Sede.
Francisco es reconocido como el Santo Padre 266 y primero del Nuevo Mundo y quien estuvo al frente del Vaticano durante 12 años.
Casas de apuestas como la estadunidense Polymarket, que ofrece sus servicios en línea, no perdió tiempo y de inmediato lanzó el reto para atinar el nombre del posible sucesor del papa Francisco, por lo que para darle interés a este desafío, esta casa de juegos de azar al anunciar que hay una bolsa inicial de 4 millones de dólares lanzó dos preguntas de entrada, una de ellas “¿Quién será el siguiente papa?” Y la otra “¿De que continente será originario el próximo Papa?”
Ambas preguntas provocaron reacción de inmediato y comenzaron a surgir los nombres del secretario del Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, quien a 24 horas de la muerte de Francisco encabeza la lista con un 31% de votos.
Otros nombres que suenan también con fuerza son los del cardenal Luis Antonio Tagle, con un 23%; el arzobispo Matteo Zuppi, 10%; el cardenal Peter Turkson, con 9%, el cardenal Peter Erdö con 9% de votos.
Más atrás con el 5% de preferencias aparecen el arzobispo Pierbattista Pizzaballa, el cardenal Robert Sarah, el arzobispo Fridolin Ambongo Besungu, el cardenal Raymond Burke, el arzobispo Wim Eijk, el cárdenal Mario Grech y el cardenal Ángel Scola.
Por su parte, el portal que también realiza juegos de apuestas, Sporstbook Review, coloca a Pietro Parolin como el favorito, seguido del cardenal Antonio Tagle de Filipinas, un progresista que sería primer Papa asiático; detrás aparece el cardenal italiano Matteo Zuppi, alineado a Francisco.
ANTECEDENTE
La historia de las apuestas para conocer quién sería el Papa en el proceso del cónclave tiene sus primeros registros en el año 1503, cuando los corredores de las casas bancarias romanas recorrían las calles de Roma con una lista de los cardenales que tenían oportunidad de asumir el puesto de líder de la Iglesia Católica.
El favorito y ganador aquel año fue Francesco Picolomini, el cardenal italiano que pagaba 100 por cada 30 apostados y quien derrotó en un cónclave que requirió más de una instancia de votación, a su compatriota Guiliano de la Rovere, que pagaba 100 por cada 15 apostados. Picolomini se convirtió en Pío III, nombre que eligió en homenaje a su tío Pío II.