
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, anunció este martes una drástica reorganización del Departamento de Estado que implicará la eliminación de 700 puestos de trabajo y el cierre de más de 130 oficinas en la sede central de Washington.
La medida forma parte del ambicioso plan de “eficiencia gubernamental” diseñado por el magnate Elon Musk, a quien el presidente Donald Trump encargó reducir el gasto público con bisturí empresarial.
“En los últimos 15 años, el Departamento ha experimentado un crecimiento sin precedentes y los costos se han disparado. Pero lejos de ver un retorno de la inversión, los contribuyentes han visto una diplomacia menos efectiva y eficiente”, justificó Rubio en un comunicado.
Su mensaje no deja lugar a dudas: lo que se avecina es una reestructuración profunda de la diplomacia estadounidense, con prioridad en el ahorro antes que en la presencia global.
Entre las oficinas que desaparecerán figuran unidades clave como aquellas dedicadas al monitoreo de crímenes de guerra y conflictos globales. Rubio ya había anticipado su intención de desmantelar estructuras “redundantes”, y la semana pasada anunció el cierre del Centro de Participación Global, encargado de combatir campañas de desinformación lanzadas por potencias como Rusia, China o Irán.
Pero el recorte más contundente ha sido la absorción de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), la mayor agencia de cooperación del planeta.
Sus funciones serán asumidas ahora por el propio Departamento de Estado, en lo que muchos expertos ven como un golpe severo a la diplomacia humanitaria de Washington.
Reorganización interna… ¿y cierre de embajadas?
Según un funcionario citado por CNN, la reestructuración reducirá el número de oficinas internas del Departamento de 734 a 602. La portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, matizó que por ahora los cambios se limitan a la sede en Washington, aunque admitió que hay planes para cerrar al menos diez embajadas —incluidas las de Sudán del Sur, Luxemburgo y Malta— y 17 consulados, principalmente en Europa, según reportó The New York Times.
La misma portavoz subrayó que Rubio lidera formalmente la reorganización, aunque reconoció que esta se ha inspirado en las recomendaciones del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), bajo la batuta de Musk. “Ha aprendido del trabajo del DOGE”, dijo Bruce, sin aclarar si hay coordinación directa entre ambos.
Resistencia interna
El ambicioso rediseño de la diplomacia estadounidense no ha pasado desapercibido. Según The New York Times, algunos altos funcionarios han expresado su preocupación por el impacto de estos cierres en la proyección internacional de Estados Unidos.
“Reducir personal y cerrar embajadas en países conflictivos o estratégicos envía una señal de retirada que puede ser peligrosa en un momento de alta competencia global”, afirmó una fuente diplomática bajo condición de anonimato.
Mientras tanto, Musk continúa expandiendo su influencia dentro del aparato federal, impulsando un modelo de gobierno minimalista y tecnocrático. Con Trump en la Casa Blanca y Rubio ejecutando la limpieza, la diplomacia tradicional parece haberse quedado sin oficina… y sin presupuesto.