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Recortará de manera “significativa” su dedicación al Doge luego de que su compañía ha perdido casi 40 % de su valor en bolsa y sufrido una caída récord en ventas

Musk reducirá su rol en el gobierno tras el derrumbe de Tesla

Medida desesperada Elon Musk anunció que disminuirá de manera “significativa” su dedicación al Doge para volver a concentrarse en Tesla. (EFE)

Este martes, tras semanas de presión por parte de inversores y empleados, Musk anunció que recortará de manera “significativa” su dedicación al Doge para volver a concentrarse en Tesla.

De acuerdo con información de The New York Times, el multimillonario dijo que sólo dedicará “uno o dos días por semana” al gobierno. Pero para muchos, el anuncio llega tarde.

Tesla reportó una caída del 20 % en ventas de vehículos y una pérdida del 70 % en beneficios durante el primer trimestre del año. La compañía evitó dar proyecciones de crecimiento y advirtió que la “volatilidad política” podría seguir perjudicando la demanda.

Musk culpó del desplome a quienes “intentan atacarlo a él y al equipo del Doge”, mientras Tesla enfrenta protestas y boicots globales. El revuelo ha sido tan fuerte que incluso se especula con su salida del órgano gubernamental, aunque Trump ha dicho que quiere mantenerlo “todo el tiempo que pueda”.

Tesla en caída libre

La caída ha sido brutal. Según un análisis de Bloomberg, las acciones de Tesla pasaron de niveles estables cercanos a los 200 dólares en abril de 2024 a un pico por encima de los 450 dólares hacia finales de ese año, justo después de que Elon Musk fuera seleccionado para liderar el nuevo Departamento para la Eficiencia Gubernamental.

Pero el entusiasmo duró poco. Desde enero de 2025, el desplome ha sido continuo. Al cierre del 22 de abril, las acciones habían perdido cerca del 37 % de su valor en lo que va del año, cayendo de manera sostenida hasta apenas mantenerse por encima de los 200 dólares.

La burbuja especulativa estalló en cuanto quedó claro que Musk había desatendido Tesla para dedicarse a su cruzada política.

Boicots y una gestión en crisis

A esto se suma un entorno externo cada vez más hostil. Las tarifas impuestas por Trump a China han encarecido la cadena de suministro de Tesla, que depende de componentes fabricados en ese país.

Aunque Musk insiste en que la compañía está menos expuesta que otras por sus cadenas locales en Norteamérica y Europa, admite que los márgenes están bajo presión.

Apenas hace unas semanas, Musk insultó públicamente a Peter Navarro, asesor comercial de Trump, luego de que este lo tildara de “ensamblador” y no de fabricante.

La competencia tampoco da tregua: Tesla se enfrenta a rivales con mejor posicionamiento global y tecnologías comparables, mientras el mercado parece cada vez menos interesado en las promesas de inteligencia artificial que la empresa esgrime como su próxima carta ganadora.

Expectativas por el suelo

Dan Coatsworth, analista de AJ Bell, resumió la situación con una frase contundente: “Los problemas de Tesla se acumulan”. Con las ventas trimestrales en su nivel más bajo en tres años y una percepción pública erosionada por el activismo político de Musk, los inversionistas ya no se tragan las narrativas tecnológicas.

El exdirectivo de Tesla en Europa, Georg Ell, fue más directo aún: “Si Elon se concentra donde realmente es extraordinario, el público volverá a valorar sus productos. Pero rodearse solo de sí mismo y su ego ha pasado factura”.

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