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Pese a la presión de Trump para abandonar la agenda climática, Georgieva defiende el respaldo a países vulnerables ante desastres y crisis ambientales

FMI se centrará en estabilidad y apoyará a países en la lucha contra el cambio climático

Fondo Monetario Internacional Georgieva sostiene que el FMI seguirá atendiendo a los países golpeados por el colapso climático, aunque eso signifique incomodar a la Casa Blanca. (MAANSI SRIVASTAVA/EFE)

En plena reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, el debate sobre el papel de las instituciones financieras globales frente al cambio climático se ha intensificado.

El epicentro de esa disputa: la presión de la administración de Donald Trump para que el FMI abandone sus iniciativas climáticas y “vuelva a lo básico”.

Pero Kristalina Georgieva, directora del Fondo, dejó claro este jueves que el FMI no dejará atrás a los países más golpeados por el colapso climático.

“Si eres Dominica y un huracán puede destruir el 200 % de tu PIB, ¿qué políticas son razonables para prepararte?”, preguntó Georgieva en una rueda de prensa.

Su mensaje fue contundente: el cambio climático no es un tema accesorio, sino un factor macroeconómico que desestabiliza economías enteras, especialmente en países vulnerables.

Presión de Trump

Las declaraciones de Georgieva llegan después de que el secretario del Tesoro de EU, Scott Bessent —nombrado por Trump y actual controlador del voto dominante estadounidense en el FMI y el Banco Mundial— pidiera que ambas instituciones dejen de “distraerse” con temas como el cambio climático, la equidad de género o la inclusión.

Bessent acusó a las instituciones de haber perdido efectividad por atender estas “agendas secundarias” y exigió una reorientación hacia estabilidad macroeconómica y crecimiento, incluyendo un regreso al financiamiento de energías fósiles y nucleares.

Pero el mensaje de Georgieva fue claro: no cederán del todo. Aunque aseguró que el FMI no pretende convertirse en un centro de estudios climáticos y que la mayoría de su financiamiento sigue enfocado en estabilidad financiera, defendió mecanismos como el Resilience and Sustainability Trust, lanzado en 2022, que provee asistencia a países afectados por desastres naturales, pandemias y choques estructurales prolongados.

Clima y economía: caras de la misma moneda

Georgieva subrayó que negar el impacto del cambio climático en la economía sería ingenuo y dañino. “No tenemos expertos climáticos. Nuestro trabajo no es medir el carbono, es evaluar qué políticas económicas necesita un país para sobrevivir cuando un desastre natural borra su base productiva”, dijo.

A pesar de las presiones de Washington, recordó que el FMI es una institución multilateral con 190 países miembros y que son estos, en última instancia, quienes determinan las políticas del organismo.

También se mostró receptiva a la petición de eficiencia presupuestaria. Aseguró que el FMI lleva dos décadas operando con el mismo presupuesto real ajustado por inflación: “Me gusta llevar un barco bien apretado”, dijo, en una sutil referencia a que gestionar recursos con responsabilidad no excluye hacer frente al calentamiento global.

El pulso entre el FMI y la administración Trump no es menor. Se trata de definir si los grandes organismos económicos internacionales deben limitarse a estabilizar balanzas de pagos o también anticipar y responder a las amenazas sistémicas que, como el cambio climático, están hundiendo economías enteras antes de que puedan endeudarse.

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