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Cambio climático en Europa: un panorama inquietante amenaza la salud

El BM y la CE instan a invertir hasta 110 euros por persona al año en el continente que más rápido se calienta. Alertan sobre "serias" consecuencias

resilencia climática

Activos de sectores críticos como servicios de emergencia, escuelas, hospitales, carreteras y líneas eléctricas están expuestos a inundaciones

Activos de sectores críticos como servicios de emergencia, escuelas, hospitales, carreteras y líneas eléctricas están expuestos a inundaciones

EFE

La prisa, la crisis, la ecoansiedad se posan cada vez más firmes en Europa cuando se habla de cambio climático. Crece la incertidumbre en el continente que más rápido se calienta. Los desastres climáticos son ya abrumadores y van a aumentar, por eso la UE necesita acelerar urgentemente su resiliencia con una inversión de entre 34 y 110 euros por persona y año.

Esa es la conclusión principal de tres informes publicados este miércoles por el Banco Mundial y la Comisión Europea, que arrojan que la prevención y la adaptación abarata los daños económicos causado por los desastres naturales, que en 2023 ascendieron a 77,000 millones de euros en toda la UE, lo que supone más que el PIB de Eslovenia o la capitalización bursátil de Iberdrola.

Los costos de adaptación de la UE hasta la década de 2030 oscilarían entre los 15,000 y los 64,000 millones de euros, es decir, entre el 0.1 y el 0.4 % del producto interior bruto del bloque comunitario, mientras que la inacción podría sustraer hasta el 7 % del PIB.

"Aún hay tiempo para que los países europeos tomen medidas que protejan las vidas de las personas, la infraestructura y las finanzas públicas de los impactos de los desastres y el cambio climático, aunque la ventana de oportunidad (...) se está reduciendo", declaró en un comunicado el director del Banco Mundial para Sostenibilidad en Europa y Asia Central, Sameh Wahba.

Los estudios -uno centrado en adaptación y dos en financiación- constatan que "los próximos veinte años de cambio climático ya están garantizados" debido al CO2 ya emitido y subrayan que "se necesita una acción temprana para prepararse para los posibles cambios mayores que seguirán".

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Activos en riesgo

Los expertos señalan que muchos activos de sectores críticos como servicios de emergencia, escuelas, hospitales, carreteras y líneas eléctricas están expuestos a inundaciones, incendios forestales, terremotos y deslizamientos de tierra, y convendría protegerlos.

Más del 80 % de las carreteras están en áreas de alta susceptibilidad a deslizamientos de tierra en España, Irlanda, Eslovenia, Portugal, Austria y Grecia, riesgo que afecta también a al menos el 70 % de las líneas eléctricas en Grecia, Eslovenia, España y Bulgaria, apuntan los informes.

Pero las inversiones en adaptación pueden ser baratas y ofrecer retornos económicos, como el caso de la concienciación: cada euro invertido en advertencias tempranas de olas de calor devuelve 131 euros de beneficio, apuntan.

Incluso en infraestructuras con altos costos de capital, como energía, transporte, agua y saneamiento, fortalecer los activos críticos costaría sólo el 3 % de las necesidades totales de inversión en infraestructura, sostienen el Banco Mundial y la Comisión Europea.

No obstante, existe poco conocimiento sobre los costos de la adaptación climática y se debe profundizar en ese campo porque las limitaciones técnicas y la falta de información inhiben la toma de decisiones y las inversiones, subrayan los autores.

El último de los informes complementa un estudio anterior que estimaba que los terremotos e inundaciones podrían costarle a la UE entre 13,000 y 50,000 millones de euros al año, dependiendo de la magnitud de los eventos.

Esta nueva edición se centra en los peligros de incendios forestales y sequías y los mecanismos de financiación, y concluye que "se debe hacer más para incentivar la transferencia del riesgo al sector privado".

La sequía y el calor extremo tienen impactos económicos que abarcan caídas en la productividad laboral o interrupciones en las industrias dependientes del agua, pero los cálculos económicos sólo suelen contabilizar los ingresos hospitalarios o el exceso de mortalidad.

"Las pérdidas por incendios forestales varían de 16 millones a 717 millones de euros (...) mientras que la sequía mostró una brecha de financiación constante entre 13 millones y hasta 323 millones de euros", apuntan.

Los datos se refieren al agujero financiero, no a los daños totales, que sólo en el caso de los incendios forestales en España en 2023 alcanzaron los 913 millones de euros.

Las cifras estimadas sobre sequía y calor extremo son claramente inferiores a las de terremotos e inundaciones, pero el peligro reside en la simultaneidad de eventos.

"Si ocurre una sequía o un incendio forestal en un año en el que ya se ha producido un gran terremoto o inundación, puede que no haya fondos disponibles a nivel de la UE para responder", concluyen los autores.

Amenazas a la salud

El cambio climático provoca inundaciones y sequías. Eso a la vez empeora la calidad del agua, con el consecuente impacto para la salud, por lo que es necesario tomar medidas de forma urgente, advirtió este miércoles la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA).

"Una condición previa para una mayor acción es la mayor integración del cambio climático en las políticas de salud de los Estados y aumentar los recursos y las competencias para la adaptación con foco en la salud a niveles subnacionales", señaló este organismo en un informe publicado este miércoles.

La AEMA, que tiene su sede en Copenhague, menciona entre otras medidas aumentar el conocimiento público sobre riesgos y soluciones, mejoras en las infraestructuras, soluciones basadas en la naturaleza, planes sistemáticos e inversiones.

El informe alerta de las consecuencias "serias" para la salud que pueden afectar sobre todo a ancianos, niños, personas con enfermedades crónicas, grupos con ingresos bajos, agricultores y personal de servicios de emergencias.

Entre 1980 y 2022 se registraron en los 32 países miembros de la AEMA 5.582 muertes vinculadas a inundaciones y, 702, a incendios.

Uno de cada ocho europeos vive en zonas propensas a las riadas y cerca del 30 % de la población del sur del continente afronta escasez de agua permanente.

El estudio resalta que el ascenso de las temperaturas atmosférica y del agua, así como las lluvias torrenciales, facilitan el crecimiento de patógenos, así como del riesgo de enfermedades transmitidas por el agua.

Los períodos de sequía provocan por su parte mayores concentraciones de contaminantes, que requieren "costosos" procedimientos de depuración de aguas.

"Las políticas europeas existentes para el clima, agua y salud ofrecen una base sólida para la acción, pero necesitan ser implementadas de forma más amplia y sistemática", señaló la directora ejecutiva de la AEMA, Leena Ylä-Mononen.

En peligro los más vulnerables

El estudio resalta que los impactos del cambio climático en la salud afectan especialmente a las personas económicamente vulnerables, los profesionales de emergencias, de la limpieza, los mayores y los niños.

Estos últimos son los más propensos a sufrir impactos traumáticos ante eventos como incendios forestales o inundaciones, subrayó Ylä-Mononen en la presentación del informe a la prensa en Bruselas.

En ese sentido, la agencia comunitaria recomienda que tras un episodio climático extremo se proporcione apoyo psicosocial para "ayudar a prevenir impactos duraderos en la salud".

Dentro del sector de la salud también es necesario hacer más resilientes los hospitales, clínicas y cadenas de suministro para evitar que interrumpan sus servicios por eventos meteorológicos extremos.

En ese sentido, el informe destaca que la UE debe dotarse de instrumentos financieros que proporcionen "recursos adicionales para reforzar la resiliencia climática y la capacidad del sector sanitario" porque "la inversión general en muchos sistemas de salud pública de los Estados Miembros no está a la altura de las crecientes presiones del cambio climático".

Se recomienda también centrar las políticas en las profesiones particularmente afectadas por los riesgos climáticos relacionados con el agua, como agricultores, trabajadores de rescate y aquellos involucrados en la respuesta y limpieza de inundaciones.

Entre otras sugerencias, los autores abogan por diseñar un "enfoque más fuerte en la seguridad del agua para evitar la sobreexplotación o contaminación de los recursos hídricos en la agricultura y el turismo podría proteger la salud pública".

Y en líneas generales, los autores recomiendan mitigar el cambio climático minimizando las emisiones de gases de efecto invernadero y "eliminar gradualmente los combustibles fósiles a nivel global" porque "son las formas más efectivas de minimizar la magnitud y la frecuencia de los extremos climáticos y sus impactos en la salud humana".

El experto de la Comisión Europea en el área de Salud y Seguridad Alimentaria Philippe Roux destacó que el informe "arroja luz sobre las áreas clave para actuar", destacó la importancia de reforzar la "colaboración y solidaridad" entre "sectores y fronteras" y agregó que el Ejecutivo comunitario utilizará el informe para debatir con los Estados miembros.