La CNN reportó este miércoles que China está preparándose para analizar decenas de miles de muestras almacenadas de sangre en la ciudad de Wuhan, donde se detectó el primer brote de COVID-19 en diciembre de 2019, en un nuevo intento de encontrar evidencias sobre el origen del coronavirus.
Esta nueva investigación llega después de meses en que China ha enfrentado una creciente presión desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) y varios países, entre ellos EU, para que sea más transparente sobre el origen del virus.
La última vez que fueron emisarios de la OMS al país, el régimen de Pekín se negó a darles acceso a algunas de las pruebas originales del virus, lo que desató los rumores de que China podría estar intentando tapar el que el SARS-CoV-2 escapara por accidente del laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan.
Concretamente, ahora se analizarán 200 mil muestras de sangre de 2019, incluyendo algunas de los últimos meses del año, cuando surgió el virus, algo que ya había reclamado la OMS en febrero de este año como una posible fuente de información de suma importancia para investigar el origen de la COVID-19.
Se espera que algunas de estas muestras puedan contener la formas originarias del virus y que esto pueda ayudar a trazar su procedencia, que hasta ahora se ha localizado en la megalópolis de Wuhan, aunque no está claro que el SARS-CoV-2 surgiera allí y no pudiera haber llegado desde alguna zona rural cercana.
Liang Wannian, director del equipo chino trabajando con la investigación de la OMS aseguró en julio que analizarían estas muestras almacenadas, y según cita CNN, garantizó que cuando tengan los resultados los enviarán tanto a las autoridades chinas como a los “equipos de expertos extranjeros”.
Aunque el primer caso conocido de COVID-19 está ahora fechado el 8 de diciembre de 2019, los expertos chinos, incluyendo a Liang, y los de la OMS, creen que, probablemente, los primeros casos ocurrieron entre octubre y noviembre de ese año.
Entre tanto, según cita la agencia Efe, la OMS anunció este miércoles la composición de su nuevo Grupo Científico Asesor sobre el Origen de Nuevos Patógenos (SAGO), en el que la epidemióloga cubana María Guzmán, junto a otros 25 expertos, tendrán la misión de seguir investigando cómo surgió la COVID-19, entre otras enfermedades.
Junto a Guzmán, del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri, habrá virólogos, epidemiólogos y otros especialistas de Brasil, Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, Francia, Alemania, China o Japón, entre otros países.
Algunos de ellos trabajan en instituciones como la Universidad de Oxford, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EU (CDC), el Instituto Pasteur o la Fundación Oswaldo Cruz brasileña, según la lista facilitada por la OMS.
El comité se ha formado no sólo para buscar el origen del coronavirus causante de la COVID-19, para el que una misión de expertos de la OMS y otras organizaciones ya viajó a China en febrero de este año, sino también para investigar eventualmente las causas de futuros patógenos peligrosos.
"Entender de dónde vienen estos patógenos es esencial para evitar futuros brotes con potencial epidémico y pandémico", destacó en un comunicado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien vaticinó que el coronavirus SARS-CoV-2, causante de la COVID-19, "no será el último en emerger".
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