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Condenan a siete militares por asesinato de Víctor Jara durante dictadura de Pinochet

Corte Suprema de Chile impone hasta 25 años de cárcel a los autores de la tortura y muerte del cantautor dos semanas del 50 aniversario del golpe de Estado>

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Victor Jara junto a su esposa Joan y sus dos hijas Amanda y Manuela Victor Jara junto a su esposa Joan y sus dos hijas Amanda y Manuela (Fundación Víctor Jara)

La Corte Suprema de Chile condenó este lunes a siete militares en retiro a penas de hasta 25 años de prisión por el secuestro y asesinato del cantautor Víctor Jara, pocos días después de la instauración de la dictadura de Augusto Pinochet, el 11 de septiembre de 1973.

En un fallo unánime y a dos semanas de que se cumplan 50 años del golpe de Estado que derrocó al socialista Salvador Allende, el máximo tribunal del país condenó a siete exoficiales del Ejército de Chile a penas de entre 8 y 25 años de prisión por el crimen de Jara, una de las voces más reconocidas de la música popular de América Latina.

La sentencia, en respuesta a una apelación presentada por los acusados, considera también el asesinato y el secuestro del exdirector de prisiones Littré Quiroga, quien estuvo detenido junto a Jara en el entonces llamado Estadio Chile, en el centro de Santiago, a donde fueron llevados algunos de los opositores tras la instalación del régimen de Pinochet y la muerte del presidente elegido democráticamente Salvador Allende.

Cruelmente torturado

Militante del Partido Comunista, Jara fue detenido en la Universidad Técnica del Estado, donde ejercía como profesor, el 12 de septiembre de 1973, un día después del golpe de Estado que lideró el general Pinochet (1973-1990) y llevado al Estadio Chile.

El cantautor junto a Quiroga fueron dos de los más de cinco mil partidarios de Allende apresados y llevados a ese centro deportivo por los militares.

Según estableció la sentencia, en el estadio nacional —que ahora se llama Víctor Jara— “los prisioneros de cierta connotación pública fueron identificados por el personal militar y separados del resto, y, durante los respectivos períodos de su detención, tanto Víctor Jara Martínez como Littré Abraham Quiroga Carvajal, fueron reconocidos por los efectivos militares” y luego “apartados del grueso de los prisioneros y asignándoseles custodia especial, sufriendo en todo su cautiverio, constantes y violentos episodios de agresión física y verbal”.

En el caso de Víctor Jara, señala la sentencia, “las agresiones tuvieron como principal aliciente la actividad artística, cultural y política del mismo, estrechamente vinculada al recién derrocado Gobierno”. Y agrega que fue sometido a “torturas físicas, siendo los golpes más severos, aquellos que recibió en la región de su rostro y en sus manos. Ambas víctimas fueron objeto de patadas, golpes de puño y golpes de culata con armas”.

En tanto, a Quiroga se le imputaba haber sido responsable de la prisión y maltrato que habría sufrido el general de Ejército Roberto Viaux, “lo que agravaba el castigo que le fue propinado por quienes pasaban a su lado, alentándose incluso a los propios conscriptos a tomar parte en dicho castigo”. Viaux fue quien en 1969 encabezó un intento de sublevación militar, en un acuartelamiento en el Regimiento Tacna que se conoce como el Tacnazo.

Según testimonios escuchados durante el juicio en la Corte Suprema, sus captores se ensañaron especialmente con ellos y durante al menos tres días los torturaron: el cantautor tenía 56 fracturas óseas y 44 balas en su cuerpo, mientras Quiroga 47 fracturas y 23 balazos.

Los cadáveres de ambos militantes comunistas fueron lanzados, juntos, a un terreno baldío cercano a la línea férrea, en las inmediaciones del Cementerio Metropolitano, el 16 de septiembre de 1973.

Criminales en libertad

El fallo impuso 15 años de condena por los homicidios de Jara y Littré y 10 por ambos secuestros, a los exoficiales del Ejército Raúl Jofré, Edwin Dimter, Nelson Haase, Ernesto Bethke, Juan Jara y Hernán Chacón, y a ocho años como encubridor a Rolando Melo.

Los condenados tienen entre 73 y 85 años y están todos en libertad.

“Chaíto y no se olviden de su papito”

Víctor Jara tenía 40 años cuando fue asesinado. Estaba casado con Joan Jara y era padre de dos hijas: Amanda y Manuela.

Littré Quiroga tenía 33 años. Y, el día que lo detuvieron en su oficina, escribió tres cartas: a su esposa Silvia, a su madre y a sus tres hijos pequeños. “Niñitos: pórtense bien y cómanse toda la comida. Estudien mucho y ayuden a su mamá. El papá no podrá verlos quizás hasta cuándo. No vean tanta televisión y pórtense como corresponde, como niños buenos. Chaíto y no se olviden de su papito. Felicidades, Littré Quiroga C”.

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