La penuria económica que atraviesa Cuba —agravada por la pandemia, la inflación, la carestía de productos básicos y sobre todo por los apagones diarios— está expulsando a cada vez más habitantes de la isla, ante la creciente sensación de colapso y de que si nada va a cambiar a mejor, sino a peor.
En los últimos 11 meses, cerca de 180,000 cubanos entraron de forma irregular a Estados Unidos por la frontera mexicana y 5,421 balseros fueron interceptados en alta mar en frágiles embarcaciones y devueltos a la isla. Otros tres mil balseros lograron pisar tierra tras cruzar el estrecho de Florida, pero no les garantiza que vayan lograr asilo, luego de que el presidente Barack Obama aboliera en 2017 la ley “pies mojados/pies secos”, que otorgara el asilo político automático al cubano que lograra pisar tierra estadounidense.
Las cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EU sobre el año fiscal 2022 —que acaba el 30 de septiembre— pulverizan todos los records hasta la fecha y sobrepasan los registros del éxodo de Mariel de 1980, cuando Fidel Castro (tras un acuerdo con Washington) permitió que salieran de la isla en embarcaciones unos 125 mil cubanos, que sí fueron legalizados y se instalaron en su mayoría en Miami; y los de la crisis de los balseros de 1994, que echó al mar a miles de cubanos y 35 mil lograron pisar tierra y se les concedió asilo.
“Cuba está pasando por una situación muy grave; una crisis que muchos cubanos comparan con la del llamado período especial (cuando el colapso de la URSS a finales de 1991 cerró el flujo de la ayuda soviética); pero otros aseguran que es mucho peor y está empujando a numerosos ciudadanos de Cuba a abandonar la isla”, según el Centro para la Democracia en las Américas (CDA).
“El gobierno facilita la salida”
Para Hilda Landrove, investigadora cubana de la UNAM, la situación no es sólo un problema de apagones y de carestía de la vida.
"Es un momento de colapso económico, social y político, que ha vuelto imposible la vida dentro de Cuba", dijo y subrayó que la represión del régimen ha ido a más desde la jornada histórica del 11 de julio de 2021, cuando una protesta espontánea por la carestía de la vida se transformó en un inaudita ola de protesta “contra la dictadura”.
Según la analista, el régimen no quiere que se repitan escenas de protestas como las que dieron la vuelta al mundo, pero tampoco puede saturar las cárceles, donde penan largos años de cárcel muchos de los que salieron a la calle a pedir democracia hace un año. Una solución, por tanto, es dejar que algunos “antirrevolucionarios” salgan de la isla.
“En muchos casos, el Gobierno facilitó la salida y, en otras ocasiones, la opción era huir del país o ir a la cárcel”, explicó.
En previsión de que un éxodo creciente fuera a ocurrir, el secretario de Seguridad Nacional de EU, Alejandro Mayorkas, advirtió tras las protestas de 2021 en la isla que “a cualquier migrante interceptado, sea cubano o de cualquier nacionalidad, no le será permitido ingresar en Estados Unidos”.
Pero la represión da más miedo que la peligrosa navegación o la igual de peligrosa travesía terrestre por Centroamérica y México. De hecho, el efecto de las palabras de Mayorkas tuvieron un efecto nulo, en comparación con lo sucedido en los últimos cinco años.
En el año fiscal 2020 (el último bajo el gobierno del republicano Donald Trump), 14,000 cubanos entraron ilegalmente a EU por la frontera mexicana. En 2021 (el primero del demócrata Joe Biden), la cifra se había más que doblado —39,300—, y hasta agosto de 2022 —el año fiscal comenzó el 1 de octubre del año pasado y termina el próximo 30 de septiembre— la cifra se disparó a cerca de 180,000.
Según la agencia migratoria estadounidense, si se sigue al actual ritmo, 2022 podría cerrarse con un récord absoluto de más de 200,000 cubanos dentro del país en situación irregular.
Los datos de balseros interceptados por guardacostas son igualmente reveladores. En el año 2017 fueron detenidos 1,468 cubanos; en 2018, la cifra cayó a 259; en 2019 fueron 313 y en 2020 apenas 49 balseros interceptados. En el primer año de Biden, en 2021, la cifra volvió a subir hasta 838 y en solo 11 meses del presente año fiscal se disparó estratosféricamente hasta los 5,421.
Además de la crisis económica y social agravada en Cuba, y que la política migratoria de Biden es mucho menos cruel que la de Trump, existe un tercer factor que explicaría este alarmante aumento de migrantes cubanos: la nueva vía terrestre que comienza en Nicaragua, y no dfesde rutas más largas, como Ecuador o Venezuela.
Desde noviembre de 2021, los vuelos más demandados por los cubanos son los que tienen como ruta La Habana-Managua. La fecha coincide con la decisión del régimen nicaragüense de eliminar las visas a los cubanos, no se sabe si porque así lo pactaron los dictadores tropicales Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega o fue una decisión unilateral del exguerrillero sandinista, desde luego no porque los cubanos quieran quedarse a vivir en uno de los países más pobres de América, sino para agravar la crisis migratoria que afecta a Estados Unidos.
Además, el trayecto desde Nicaragua les permite evitar cruzar el temible Tapón del Darién, la peligrosa jungla que conecta Colombia con Panamá. Aun así, atravesar Guatemala y México, hasta llegar a la frontera con Estados Unidos, sigue siendo para los cubanos, como para el resto de migrantes, un camino en el que acechan los traficantes de personas, las violaciones y las desapariciones. Muchos pierden la vida en él.
"La principal causa de muerte es el ahogamiento en el Río Bravo", señala el experto de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). También la deshidratación y la fatiga de quienes cruzan el desierto, así como los accidentes de tránsito, están detrás de esos fallecimientos.
Las estadísticas de México son elocuentes sobre la presencia récord de cubanos en el territorio nacional. Un total de 23,526 han sido interceptados entre enero y junio de 2022, la cifra más elevada desde que hay registros. Además, los cubanos ya son la segunda nacionalidad con más solicitudes de asilo en México, superando a los haitianos y solo por detrás de los hondureños: 9,698 cubanos pidieron el reconocimiento a la condición de refugiados hasta mayo de 2022, según el reporte de junio de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR).
Sin embargo, pocos buscan una regularización migratoria a largo plazo en aquel país: la mayoría quiere llegar a Estados Unidos.
Mientras los cubanos interceptados por mar suelen ser devueltos en automático, muchos de los que llegan a Estados Unidos por la frontera con México son admitidos. Aunque no todos: desde marzo de 2020, miles de personas fueron rechazadas en los puertos de entrada por la aplicación del Título 42, una orden de los años 40 rescatada por Trump al inicio de la pandemia de coronavirus, para expulsar directamente a los migrantes que se cree que puedan transmitir enfermedades en EU.
No es una novedad que el presidente Biden es partidario de facilitar la vida de los cubanos, aunque sin poner en cuestión el embargo, pese a que lleva décadas demostrando su inutilidad. Sin embargo, faltan menos de dos meses para las elecciones de medio término en EU y el peligro de que los republicanos recuperen el control del Congreso es real. Irritar ahora al exilio cubano en Florida, con un acercamiento al régimen es poco menos que suicida, y al mismo tiempo, relajar la política de admisión de cubanos provocará un “efecto llamada” en la isla y animará a muchos más a intentar llegar a EU.
En cualquier caso, nada indica que vaya a mejorar la situación en Cuba. Entre el radicalismo anticastrista de EU y la ceguera de los gobiernos latinoamericanos de izquierdas, embobados aún con la revolución y que ante la represión en Cuba miran a otro lado, el régimen resiste y aumenta la frustración de un pueblo y su deseo de abandonar la isla
Copyright © 2022 La Crónica de Hoy .