13 de enero: Taiwán
El gobernante Partido Democrático Progresista logró su tercera victoria presidencial consecutiva, luego de que los habitantes de la isla hicieran caso omiso a las advertencias del régimen comunista chino de no volver a votar por el independentismo.
Cinco meses después, Pekín cumplió su amenaza y desafió al presidente electo, Lai Ching-te, con las maniobras militares más agresivas en décadas, violando el espacio aéreo y marítimo, y haciendo simulacros de invasión a gran escala.
Las maniobras “de castigo” concluyeron esta semana, pero dejó un par de mensajes de advertencia y un recordatorio, para la población taiwanesa, para su líder y para su aliado estadounidense: con China no se juega, el presidente Xi Jinping está perdiendo la paciencia... y el recordatorio: los ucranianos tampoco creían que les podía pasar lo que les está pasando.
4 de febrero: El Salvador
Las elecciones fueron planteadas por el presidente Nayib Bukele como un plebiscito sobre su guerra contra los pandilleros, poniendo en una balanza las cifras de homicidios (en mínimos), y en la otra, las violaciones a los derechos de los presos (en máximos).
El resultado fue avasallador: Bukele fue reelegido con el 85% de los votos. El mandatario populista —alineado con otros líderes autoritarios de extrema derecha y con vocación de estrella de rock—, no pudo resistirse a proclamar entre aplausos y focos: "Es el récord en toda la historia democrática del mundo"..., pero la satisfacción por este récord le duró poco más de un mes.
15-17 de marzo: Rusia
El presidente ruso, Vladímir Putin, candidato (sin oposición) a su quinto mandato consecutivo, se enfrentó también a su primer veredicto de las urnas tras declarar la guerra a Ucrania. Ganó con el 87.5% de los votos.
Pero el ruso lo hizo recurriendo a todo las trampas y delitos, incompatibles con cualquier democracia: eliminación de los candidatos más “peligrosos” para el mandatario "imperialista", censura y propaganda ultranacionalista para ocultar las decenas de miles de soldados rusos muertos en Ucrania.
19 de abril-1 de junio: India
La mayor democracia del planeta se tomó un mes y medio con las urnas abiertas para que 960 millones de indios elijan a 543 diputados (una representación irrisoria, comparada con México, donde 97.5 millones de mexicanos con credencial para votar elegirán, además de presidente, a 500 diputados).
Pese a la complejidad de la votación, no se esperan sorpresas y el Partido Nacionalista Hindú logrará una nueva mayoría parlamentaria para que siga gobernando el primer ministro Narendra Modi (ultranacionalista), muy popular entre la mayoría hindú, en gran parte por su política de hostigamiento a la minoría musulmana (210 millones).
Ni siquiera la participación de Rahul Gandhi, último de la legendaria estirpe de Nehru, (primer gobernante de la India que se independizó de Gran Bretaña), tiene posibilidad de hacer sombra al enorme poder acumulado por el populista prorruso Modi.
29 de mayo: Sudáfrica
La Comisión Electoral Independiente (IEC) de Sudáfrica confirmó este domingo el declive electoral del Congreso Nacional Africano (CNA), el partido de Nelson Mandela, que logró la victoria en las elecciones generales del pasado miércoles pero perdió su mayoría absoluta por primera vez en treinta años.
Con cerca del 40.20% de los votos, el CNA, que ha asegurado que el presidente Cyril Ramaphosa seguirá al frente del partido, tendrá que pactar con otras formaciones por primera vez desde el fin del régimen segregacionista del 'apartheid' y la instauración de la democracia en 1994.
Estos resultados suponen 17 puntos menos respecto a las anteriores elecciones de 2019 y la pérdida de 71 escaños en la Asamblea Nacional, donde hasta ahora tenía una cómoda mayoría de 230.
En segundo lugar se mantiene la Alianza Democrática (AD, centro-derecha liberal) del blanco John Steenhuisen, que mejora levemente sus resultados con el 21.80% de los sufragios y 87 asientos en la Cámara.
La AD es el principal partido opositor, heredera de la dirigencia política blanca que se oponía al 'apartheid' y tradicionalmente asociada al voto de la minoría blanca, que representa el 7.70% de la población sudafricana.
La gran sorpresa la ha dado el Partido MK, la nueva formación del expresidente Jacob Zuma (2009-2018), que ha irrumpido en sus primeras elecciones generales con el 14.60% de los votos.
28 de junio: Irán
Del maratón de elecciones de este 2024, sólo uno no estaba previsto y ocurrió por la trágica muerte en helicóptero del presidente ultraconservador Ebrahim Raisi.
Como prescribe la ley islámica iraní, en caso de muerte o renuncia del presidente se deben convocar elecciones en apenas 50 días, tiempo suficiente para que el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, vete cualquier candidato progresista o mínimamente aperturista e imponga un candidato ultraconservador con la misma vocación que Raisi por torturar a mujeres que llevan mal el velo y para condenar a la horca a manifestantes.
4 de julio: Reino Unido
Otra fecha que no estaba marcada en el calendario fue las elecciones británicas, adelantadas por sorpresa por el primer ministro Rishi Sunak, quien tenía de plazo para convocarlas hasta finales de enero de 2025.
La estrategia del mandatario “tory” ha sido aprovechar el buen dato de la inflación con la esperanza de remontar en las encuestas. Pero no parece que esté surtiendo efecto y su candidatura sigue veinte puntos por debajo de la del candidato laborista Keir Starmer.
Después de 14 años de hegemonía conservadora y de desgaste por las consecuencias del fiasco del Brexit y los escándalos de sus últimos mandatarios, Boris Johnson y Liz Truss, los británicos se sienten hartos de conservadurismo y quieren un vuelco.
28 de julio: Venezuela
Siguiendo el manual de su aliado ruso Putin, el presidente Nicolás Maduro usa todos los recursos del régimen —represión contra opositores, censura y manipulación de datos— para proclamarse dentro de un mes vencedor de las elecciones, y sumar así su tercer sexenio consecutivo y seguir aferrado al poder hasta el año 2031.
Aunque trató de aparentar compromiso democrático y de querer jugar limpio con los Acuerdos de Barbados, que firmó con la oposición antichavista, en cuanto logró que Estados Unidos levantara su embargo al petróleo, se quitó la máscara de demócrata y mostró de nuevo su cara de dictador. prohibiendo la candidatura de la líder opositora María Corina Machado (favorita absoluta en todas las encuestas independientes) y prohibiendo esta semana la entrada a los observadores europeos, pese a que se comprometió a ello por escrito.
Hasta sus aliados en Sudamérica, el presidente de Brasil, Lula da Silva, y el de Colombia. Gustavo Petro, han expresado su preocupación por este descaro intento de Maduro de torpedear las reglas democráticas, como ya hizo hace seis años, y que, de consumarse, ya no les quedaría más excusas a los dos líderes izquierdistas que admitir que Venezuela (como Nicaragua) es una dictadura.
5 de noviembre: Estados Unidos
Y para coronar este año de maratón electoral en medio mundo (no habría espacio para escribir de todos los países que acudieron a las urnas), en Estados Unidos habrá presidenciales el primer martes de noviembre, cuando se repetirá el combate electoral de 2020 entre Donald Trump y Joe Biden, que a punto estuvo de arrastrar al país a un enfrentamiento civil, por la denuncia de fraude del entonces presidente republicano y el asalto al Capitolio de sus seguidores.
Las encuestas llevan meses anunciando que Trump es favorito, pese a su discurso radical y vengativo, y los cargos penales en su contra (o gracias a todo esto), mientras que Biden bate récords de impopularidad para un presidente que se presenta a su segundo mandato; hecho agravado por la protesta masiva de estudiantes contra el demócrata por enviar bombas a Israel, con las que bombardea al pueblo palestino.
Pero, a poco más de cinco meses para las elecciones, nada está decidido y los demócratas (como la mayoría de gobiernos del mundo) no pierden la esperanza de que Biden revierta esa ventaja de Trump en las encuestas (le saca apenas 5 puntos a nivel nacional, pero lidera cinco estados clave), a medida que millones de estadounidenses indecisos, hispanos desencantados y progresistas del ala dura demócrata se asomen al abismo y vean que el actual presidente, pese a ser un anciano con poco carisma, con lapsus y golpeado por la corrupción de su hijo, es la única opción frente al futuro inmediato y apocalíptico que le espera a Estados Unidos (y al resto del mundo) si regresa al poder el expresidente con récord de cargos criminales de la historia, negacionista del cambio climático, que fantasea con ser dictador (“aunque sea un día”) y que promete la mayor operación de cacería y expulsión de hispanos que se haya visto en la historia, sin importarle que la economía nacional colapsaría cuando los “invasores” ya no estén.
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