La Unión Europea (UE) no quiere perderse el baile de pretendientes que les ha salido a América Latina —al aliado natural, Estados Unidos, se han unidos dos potencias competidoras: Rusia y muy especialmente China— y se prepara para una fuerte e inminente ofensiva comercial y diplomática.
Tras años ensimismada o más pendiente de sus vecinos (norte de África y Oriente Medio), la UE ha perdido relevancia en la región de forma acelerada, debilidad que ha sido aprovechada principalmente por China para apuntalar su influencia en América Latina.
La cita agendada para “el reencuentro” está programada para los días 17 y 18 de julio, con la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete países miembros de la UE y los 33 países de América Latina y el Caribe (CELAC). Se trata de la primera gran cita de este tipo en ocho años, y donde se definirán los acuerdos macro de estas nuevas relaciones birregionales.
Pero de repente las urgencias son tantas, que la UE quiere adelantar pasos y no puede esperarse a julio, según un borrador elaborado por el Servicio de Acción Exterior, liderado por el canciller europeo, Josep Borrell y filtrado por El País.
La UE —447 millones de habitantes y 16.8 billones de dólares de PIB en 2022— plantea establecer una oficina permanente de contacto con América Latina, que servirá como engranaje burocrático e institucional para estrechar lazos con la región, donde habitan 700 millones de habitantes y un PIB acumulado de 4.8 billones.
Al mismo tiempo, Bruselas acelera la ofensiva diplomática con una visita de la jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, a Brasil, México, Argentina y Chile en la primera mitad de junio, explican fuentes comunitarias, y prepara un paquete de programas y de inversiones multimillonarias.
Se desconoce el volumen global de esa inversión, excepto el que aportará España (uno de los inversores mundiales en la región) y que será de 9,400 millones de euros (unos 10.179 millones de dólares al cambio de hoy).
De esta manera, la UE quiere afianzar el vínculo con una región en la que es el principal inversor, pero en la que ha ido perdiendo terreno hasta ser el tercer socio comercial, por detrás de Estados Unidos y China.
“En el contexto global actual, con el orden internacional basado en reglas y la democracia bajo presión, esta asociación (UE-AL) adquiere un significado geopolítico aún mayor”, apunta el documento de la UE y que servirá para la cumbre UE-CELAC del 17 y 18 de julio en Bruselas.
Dicha cumbre marcará el comienzo de la presidencia rotativa de España, cuyo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya ha dejado claro su interés por mantener una relación sólida a largo plazo y reactivar otras cumbres con socios estratégicos, como México y Mercosur.
“La UE también puede aprovechar las inversiones de calidad para ayudar a abordar las necesidades de infraestructura física de Latinoamérica y el Caribe, al tiempo que crea valor agregado local y apoya el desarrollo de capital humano”, dice el documento de la Comisión.
Algunos expertos consultados, como Paulina Astroza, directora del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Concepción (Chile), señalaron que, antes de iniciar la ofensiva para reconquistar América Latina, la UE debería cambiar radicalmente de estrategia para que la región no sea en un mero proveedor de bienes.
“En este intercambio con América Latina y el Caribe, la UE debe estar dispuesta a transferir tecnología, conocimientos, inversión para dar empleo y crear valor agregado; y no solo transformar a la región en proveedora, como ha sido siempre”, remarcó.
Contrarrestar la Nueva Ruta de la Seda
Aunque no se hace mención directa a China, la preocupación europea por la influencia creciente del régimen autoritario en la región es clara. El gigante asiático ha multiplicado por 26 su inversión en América Latina entre 2000 y 2020. No aparece mencionado en el borrador del texto, pero sí insinuado.
“En un momento de crecientes tendencias autoritarias, la UE y la región de América Latina y el Caribe se posicionan como aliados clave para fortalecer el sistema internacional basado en reglas e intensificar la acción conjunta para promover la paz, la seguridad, la democracia y los derechos humanos”, señala el borrador del documento, que propone impulsar planes de inversión a través de Global Gateway.
Esta herramienta, nacida para movilizar recursos para programas en países en vías de desarrollo, es una fórmula para contrarrestar la Nueva Ruta de la Seda de China, el gran proyecto de Pekín para reforzar su posición ampliando sus relaciones comerciales con todo el planeta, al que se han sumado 21 de los 33 países de la región.
El borrador filtrado esconde también el interés secreto de los europeos por el mineral estrella para la futura economía verde: el litio.
Europa tiene una necesidad acuciante de materias primas cruciales —que la hacen enormemente dependiente de China, su proveedor mayoritario y a veces el único— para impulsar su economía con las nuevas energías como el hidrógeno verde.
Mientras, Latinoamérica y el Caribe son zonas muy ricas en recursos y minerales esenciales ―solo Bolivia, Argentina y Chile poseen el 60% de las reservas de litio identificadas― pero también lastradas por las vulnerabilidades de la deuda, muy desiguales y en las que la pandemia de coronavirus ha hecho mella: el 32% de la población vivía en la pobreza en 2022 y el 13%, en la pobreza extrema.
Un mundo de enormes desafíos geopolíticos, la era posterior a la pandemia y la guerra de Rusia en Ucrania, que ha abierto los ojos de la UE sobre sus dependencias estratégicas de Moscú y de Pekín, la han llevado a buscar nuevos socios fiables y a cuidar a los que ya tiene.
La ventana de oportunidad y la ocasión para una nueva agenda con Latinoamérica y el Caribe es “única”, señalan fuentes europeas.
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