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Explanada sagrada, explanada maldita

Monte del Templo, para los judíos, mezquita de Al Aqsa y Domo de la Roca para los musulmanes: como un recinto de escasos 150 metros cuadrados puede concentrar tanta devoción y odio a la vez

oriente medio

La Exploanada de las Mezquitas, con el Domo de la Roca al fondo y el Muro de las Lamentaciones

La Explanada de las Mezquitas, con el Domo de la Roca al fondo y en primerplano el Muro de las Lamentaciones

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¿Por qué musulmanes y judíos consideran sagrada la Explanada de las Mezquitas o el también llamado Monte del Templo de Jerusalén?

La Explanada de las Mezquitas, que alberga la mezquita de Al Aqsa y el Domo de la Roca (con su icónica cúpula dorada) es el tercer lugar sagrado del islam (luego de La Meca y Medina, ambas en Arabia Saudí). El islam dice que el profeta Mahoma fue llevado desde La Meca a la roca del Monte del Templo de y desde allí al cielo durante una sola noche en el año 620 d.C. En honor al último episodio del profeta sobre la Tierra, el noveno califa, Abd al-Malik, construyó el edificio entre los años 687 y 691, tras la conquista musulmana de todo el territorio que hoy comprende Israel, los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, así como Siria, Líbano y Jordania.

Además, en El Corán se relata que otros profetas peregrinaron antes allí, como Abraham (Ibrahim en árabe), David (Dawud), Salomón (Suleimán), Elías (Ilyas) y Jesús (Isa).

El Monte del Templo, como  conocen los judíos a la Explanada, es, según el Antiguo Testamento, donde Abraham iba a sacrificar a su hijo, y por ello,el lugar elegido por el rey David para construir un santuario que albergara el objeto más sagrado del judaísmo, el Arca de la Alianza. Las obras fueron acabadas más tarde por Salomón en lo que se conoce como Primer Templo, destruido por las tropas del rey de Babilonia, Nabudonosor II. Sobre sus ruinas se levantó el Segundo Templo de Salomón, pero fue destruido en el año 70 por los romanos, del que sólo permaneció en pie un tramo de su muro occidental, conocido como Muro de las Lamentaciones. 

Según la tradición judía, dicho muro debería ser la base para levantar el Tercer Templo de Salomón.

¿ Por qué la Explanada es el epicentro de la crisis enquistada entre musulmanes y judíos?

En 1967, las tropas del nuevo Estado de Israel —fundado en 1948 sobre la excolonia británica y nunca reconocido por sus pobladores palestinos— tomaron Jerusalén Este en la Guerra de los Seis Días. 

Sobre la Cúpula de la Roca, un exaltado soldado judío hizó la bandera de Israel, pero el ministro de Defensa, Moshé Dayan, exigió retirarla, consciente de que dicha provocación provocaría la ira furibunda de los musulmanes de todo el mundo.

Fue el legendario Moshe Dayan quien propuso el statu quo, según el cual, la administración de la Explanada en manos de una fundación islámica bajo tutela del rey de Jordania― y de la seguridad del recinto sagrado se encarga Israel, que vigila las entradas (y reprime si hay disturbios en su interior).

Según el statu quo, el rezo en la Explanada está reservado en la práctica a los musulmanes, mientras que los judíos lo hacen en el Muro de las Lamentaciones, único reducto del templo bíblico.

Pero ni palestinos ni judíos están satisfechos con el statu quo. 

Los primeros, porque exigen la retirada de Israel a la frontera de antes de 1967, para levantar un Estado palestino, con Jerusalén Este de capital; mientras que los segundos, al menos el sector más nacionalista judío, porque quieren la reunificación de Jerusalén como capital eterna e indivisible de Israel, además de la anexión total de Samaria y Judea, como denominan a Cisjordania.

¿Por qué estalló el actual conflicto que degeneró en la expulsión de fieles de Al Aqsa y en el lanzamiento de cohetes desde Gaza y, por primera vez en dos décadas, desde Líbano y Siria?

Con el regreso al poder de Benjamín Netanyahu, al frente de la coalición de gobierno más ultranacionalista desde la fundación del Estado, los supremacistas judíos se han empoderado y se corrió el rumor de que iban a realizar el sacrificio de una cabra en la Explanada, coincidiendo con el inicio de la Pascua judía, en recuerdo del sacrificio que ordenó Dios a Abraham, según el Antiguo Testamento.

La reacción de muchos jóvenes palestinos fue atrincherarse en la Explanada para evitar la provocación de los extremistas judíos. El 26 de marzo, cuarto día después del mes sagrado de Ramadán y en víspera de Pesaj (Pascua judía), colonos, bajo protección de la Policía israelí, irrumpieron la noche del domingo en el recinto de la mezquita Al Aqsa y se desataron disturbios con más de 300 palestinos detenidos.

El ambiente ya estaba caldeado, tras la visita el 3 de enero a la Explanada del ministro de Seguridad israelí, Itamar Ben Gvir, un colono ultranacionalista que apoya la expulsión de los palestinos de los territorios ocupados y tiene en su despacho el retrato de Baruj Goldstein, un terrorista judío que en 1994 asesinó a 29 palestinos que rezaban en la Tumba de los Patriarcas, en la ciudad palestina ocupada de Hebrón.

Pero, si la provocación del ministro no degeneró en disturbios, el violento asalto israelí de la Explanada causó en el lanzamiento de cohetes a Israel desde Gaza, y 26 años después, el lanzamiento de cohetes de Líbano y Siria, a los que Israel respondió con bombardeos, mientras crece la preocupación internacional porque la escalada de la tensión degenere en una sangrienta Tercera Intifada (levantamiento en árabe) que podría incendiar Oriente Medio... una vez más.