Jornada de infarto este miércoles en Bolivia, que a punto estuvo de sucumbir a un nuevo golpe de Estado en el país con el récord mundial de golpes de Estado.
Durante tres horas de la mañana se vivieron momentos de máxima tensión, tras la toma de la plaza Murillo de La Paz por parte de militares fuertemente armados y tanquetas, una de las cuales llegó a derribar una de las puertas de entrada al Palacio Quemado, la sede del Gobierno, donde en su interior estaba el presidente Luis Arce.
Detrás de la asonada está el hasta este martes jefe del Ejército, Juan José Zúñiga, destituido el martes tras advertir que no permitiría un nuevo gobierno del expresidente Evo Morales.
En plena crisis, Arce nombró a un nuevo jefe militar, que lo primero que hizo fue ordenar a los militares que regresen a los cuarteles. Tras la designación y tras comprobar que ningún otro mando militar se había sublevado en el país, el destituido Zúñiga pidió también a los uniformados que regresaran a los cuarteles, lo que él mismo hizo durante unas horas, hasta que fue detenido.
“Me dijo que levantara su popularidad”
El destituido comandante militar boliviano afirmó en el momento en que era capturado que el presidente Luis Arce le ordenó sacar los "blindados" para "levantar" su popularidad.
"Hablaré con detalles el día domingo, en el colegio La Salle me reuní con el presidente (Luis Arce) y el presidente me dijo que la situación está muy jodida, que esta semana sería crítica y es necesario algo para levantar mi popularidad", dijo Zuñiga durante su captura.
"Yo le pregunté: ¿sacamos los blindados? y él (Arce)" respondió "sacá", agregó.
El destituido jefe militar dio una lista de los vehículos que supuestamente Arce le ordenó mover: "En la noche empiezan a bajar seis cascabeles y 6 urutús, más 14 zetas del regimiento de Achacachi", mencionó.
Zuñiga fue detenido y trasladado a una celda en la sede de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen, mientras que la Fiscalía anunció una "investigación penal" en contra suya y los militares que irrumpieron en la Casa Grande del Pueblo, sede del Gobierno.
Antes de relevar a toda la Cúpula de las Fuerzas Armadas, Arce encaró a Zuñiga en la puerta de la Casa Grande del Pueblo, sede del Gobierno, y que fue tumbada por un tanque militar, y le ordenó "replegar" a los militares que lo acompañaban.
"Repliegue todas estás fuerzas es una orden", le gritó Luis Arce a Zuñiga.
Áñez y opositores arropan a Arce
La asonada unió a la oposición en apoyo al Gobierno, incluso a los grupos más radicales. Luis Fernando Camacho, exgoberandor de Santa Cruz, dio su “respaldo a las instituciones y a la democracia”. “Se debe respetar el mandato del voto popular, cualquier acción en contra es absolutamente ilegal e inconstitucional”, escribió en las redes sociales.
El expresidente Carlos Mesa, en tanto, advirtió que “el mandato del actual gobierno debe concluir el 8 de noviembre de 2025. Cualquier intento como este no es otra cosa que un golpe de Estado”.
Por su parte, la expresidenta interina de Bolivia Jeanine Áñez repudió desde la cárcel la intentona golpista que busca "destruir el orden constitucional".
"Repudio total a movilización de Militares en plaza Murillo pretendiendo destruir el orden constitucional, el MAS con Arce y Evo deben irse a través del voto el año 2025. Los bolivianos defenderemos la democracia", escribió en su cuenta de X.
Un día antes del golpe, el general Zuñiga dijo que "liberará a todos los presos políticos" como Añez y "restablecerá" la democracia en el país.
Latinoamérica con la democracia boliviana
El intento de golpe de Estado en Bolivia generó reacciones de rechazo en toda la región.
Luis Almagro, secretario general de la OEA, se pronunció desde Asunción y rechazó la situación: “La comunidad internacional, la OEA y la secretaría general de la OEA no tolerarán ninguna forma de quebrantamiento al orden constitucional legítimo en Bolivia, ni en ningún otro lugar”.
Por su parte, el presidente chileno Gabriel Boric reprochó la actuación militar en un mensaje en X. “Condenamos enérgicamente la inaceptable acción de fuerza de un sector del ejército de ese país”, indicó.
Al condenar los hechos, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva afirmó en redes sociales que la posición de Brasil es clara: “Soy un amante de la democracia y quiero que prevalezca en toda América Latina”.
También el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador manifestó en la red social el “total apoyo” a Arce, a quien identificó como la “auténtica autoridad democrática de ese pueblo y país hermano”.
Desde Venezuela, el presidente Nicolás Maduro instó a los bolivianos a defender la democracia y denunció que las fuerzas bolivianas “han traicionado su juramento de lealtad al Estado”.
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