El Sáhara Occidental, en el norte de África, tiene una dimensión de 266 mil km2 y una población de cerca de un millón de personas; es rico en materias primas y pesca. Es la tierra de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), colonizada por España desde 1884, y por eso, el único país árabe de habla hispana.
El 20 de mayo de 1973, Luali Mustafa Sayed organizó a jóvenes para reclamar su independencia. Este grupo, convencido de que España no iba a abandonar el Sáhara a no ser por la fuerza, aprobó un programa basado en la lucha armada. Así nació el Frente Popular para la Liberación de Saguia el Hamra y Rio de oro (Polisario).
En 1979, la RASD fue anexada por Marruecos. Desde entonces lucha por el cumplimiento de un referéndum postergado y que ha impedido a su pueblo ejercer su derecho a la autodeterminación y la independencia.
Hoy, los saharauis están “en una guerra abierta, con un fracaso en un proceso de paz y un claro caso de descolonización, además de la intervención de grandes intereses que no permiten que los saharauis puedan ejercer su derecho libre”, dice en entrevista Mujtar Leboihi Emboiric, embajador saharaui en México.
En 1976, los saharauis empezaron a desgastar al enemigo y el rumbo de la revolución dio nacimiento a la RASD. Cuando España quiso abandonar el territorio, llegó la Misión de las Naciones Unidas y lo que encontró fue un pueblo organizado que “debajo de sus derrás y melfas sacaron banderas que nadie conocía y arengas por un movimiento: el Frente Polisario”, recuerda Leboihi.
“De la ONU se espera ya poco en la ejecución de sus propias propuestas, pero como mecanismo, como garante del derecho, esperamos mucho. Gracias a ella se estipula y se garantiza el Derecho a la Autodeterminación, por lo tanto, la ONU como regulación del Derecho Internacional, siempre ha defendido el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui”, sostiene Leboihi.
Paralelamente a la lucha armada, el gobierno saharaui erigió escuelas, hospitales, programas sociales de bienestar y seguridad para sus ciudadanos en los campamentos de refugiados saharauis (que en la comunidad internacional se consideran los más organizados), y en las zonas libres de su país.
Para Leboihi, el Estado saharaui “es de los pocos modelos que a la par de la lucha de liberación nacional fue construyendo instituciones y se debe, en parte, a los muchos años que llevamos en el conflicto armado y, desde luego, no perdimos tiempo; para que el día de mañana, resuelto el tema, no paguemos el coste de empezar de cero”.
Acerca del retorno a las armas, Leboihi comenta que “la guerra es lamentable y hubo que volver a ella para que el mundo se enterara. La paciencia tiene límites. La paciencia no es ingenuidad”.
El Frente Polisario aglutina a casi todos los saharauis. Se financia “de la entrega voluntaria de nuestra gente”, dice el embajador. “Si la administración pública es lo más caro en un Estado, para nosotros es gratuita y, en términos reales, un 90% de la financiación del POLISARIO viene de la entrega voluntaria de la gente; ese 10% o hasta un 20%, lo obtenemos de países amigos”.
Los desplazados están en campamentos administrados por los saharauis y cuantificados en torno a unas 250 mil personas. Hay otros tantos en diferentes países. Por otro lado, se reportan 650 mil personas desaparecidas, más prisioneros políticos. Para heridos de guerra, víctimas, personas mutiladas o con algún trauma de la guerra, existen dos centros que se ocupan de ellos.
La causa saharaui está arropada por una solidaridad internacional palpable en la Asamblea General de Naciones Unidas, apoyo de los No Alineados, las sentencias jurídicas del Tribunal de la Justicia Europea y de La Haya, las Cortes Africanas, entre otros. También, la sociedad civil internacional en forma de asociaciones, colectivos, ONGs, juristas y personalidades de la cultura.
Leboihi reconoce que son 50 años de sacrificio, resistencia y lucha que han afianzado a la RASD como representante de la Unidad Africana y al Frente Polisario como representante legítimo de su pueblo: “los saharauis, con la experiencia acumulada y la madurez, seguiremos luchando por la liberación de nuestra patria, cueste lo que cueste”.
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