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Ni tan grande Gran Bretaña: los británicos votan este jueves para castigar a los "tories"

Los británicos se sienten engañados tras 14 años de gobiernos conservadores caóticos, que prometieron una mejor vida si apoyaban el Brexit, cuando ha ocurrido lo contrario. Los laboristas de Starmer acarician un triunfo histórico

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Rishi Sunak y Keir Starmer previo a las elecciones para renovar el Parlamento

Rishi Sunak y Keir Starmer previo a las elecciones para renovar el Parlamento

La sensación generalizada entre la gran mayoría de británicos que elegirán este jueves un nuevo Parlamento es que la nación está en decadencia, luego de 14 años de gobiernos conservadores. 

En vez de ser más grande como prometieron los “tories” para convencerlos de que votaran el Brexit (la salida de la Unión Europea) el país que no hace tanto tiempo fue el mayor imperio sobre la Tierra parece que ha encogido, que ha perdido relevancia en la esfera internacional y también en la nacional, con cada vez más norirlandeses y escoceses deseando romper la unión con Inglaterra y deseando amarrar sus destinos al de la Unión Europea, de la que se divorció a bombo y platillo el primer minuto del 1 de enero de 2021.

Con esto en mente, los británicos acuden este jueves a las elecciones para renovar el Parlamento, del que saldrá el nuevo gobierno y el futuro “premier”, y todo apunta a que va a ser un derrota histórica para el Partido Conservador, que mandará a su casa al primer ministro Rishi Sunak, y una victoria histórica para el líder del Partido Laborista, Keir Starmer, quien debe estar ya haciendo las maletas para irse a vivir al número 10 de Downing Street.

Victoria arrolladora laborista: sondeos

La última encuesta de intención de voto elaborada por la firma YouGov y difundida la víspera de las elecciones generales del Reino Unido da al Partido Laborista una victoria aplastante, con más de 300 diputados de distancia sobre los conservadores.

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En cuanto a porcentaje de voto, estas proyecciones otorgan el 39% a los laboristas, el 22% a los conservadores, el 15% al ultraderechista antiinmigración Reform UK, el 12% a los Liberaldemócratas y el 7% a los Verdes.

Debido al sistema electoral británico, que reparte un solo escaño al partido más votado de cada circunscripción, los laboristas obtendrían 431 escaños, 102 los conservadores, 72 los liberaldemócratas, 2 los Verdes y 3 Reform UK, según esta proyección.

La cifra lograda por Tony Blair en 1997, la máxima de la historia del laborismo, fue de 418 diputados por lo que Starmer podría obtener un resultado histórico.

Peligra incluso el escaño de Sunak

Las encuestas son tan escandalosamente malas para los “tories” que podría ocurrir una humillación histórica para el primer mandatario británico de origen indio.

Según confesó una fuente al diario The Guardian, el líder conservador teme incluso que no pueda ganar en su circunscripción de Yorkshire y pierda su escaño. Un sondeo exprés realizado este miércoles avisa que Sunak y su rival laborista en esa circunscripción están prácticamente empatados.

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De perder Sunak en su feudo, se convertiría en el primer “premier” de la historia que no es capaz ni de ganar su propio asiento en el Parlamento.

El escándalo de las apuestas

Aunque sería un error pensar que el fiasco que se avecina para el oficialismo es sólo culpa de Sunak, su mediocre gestión en dos años de gobierno y su desastrosa campaña, salpicada por la irrupción del populista de Nigel Farage, dispuesto a robarle votos por la extrema derecha con un nuevo partido, y por el escándalo de las apuestas que afecta a dirigentes conservadores.

La Comisión Nacional del Juego —los británicos son muy aficionados a apostar lo que sea— investiga al menos a cuatro personas del entorno de Sunak, incluido su propio director de campaña, Tony Lee, por apostar la fecha en que el jefe de Gobierno convocaría finalmente las urnas, presuntamente usando la información interna de que disponían.

Castigo a una era “tory” tocada por el Brexit

En realidad, la votación de este jueves es un proceso contra toda una era conservadora, contra los cinco primeros ministros "tories" consecutivos —David Cameron, Theresa May, Boris Johnson, Liz Truss y Rishi Sunak— que prometieron una Gran Bretaña grande, gracias al Brexit, pero que, consumado este divorcio, por poco cae en la bancarrota, tras el intento de sacar al país de la recesión con un plan de recorte de impuestos brutal de la primera ministra Liz Truss, que casi lleva a la quinta economía del mundo a la quiebra.

Sólo una rebelión interna logró frenar el colapso del país y de la libra, con la expulsión de Truss, quien pasará a la historia por ser la “premier” que menos tiempo ha durado: 44 días.

El problema es que, para los británicos, llovía sobre mojado, porque Truss llegó al poder por otro escándalo que hizo que cayera en desgracia su antecesor, Boris Johnson, el mismo que inauguró la era Brexit en 2021 prometiendo que Gran Bretaña sería grande de nuevo, y cuando empezó a comprobar que era cada vez menos grande, aprovechó el confinamiento de la pandemia para ocultar el fiasco.

Pero el populista Johnson, la versión británica más parecida de Donald Trump, protagonizó otro escándalo que colmó la paciencia del pueblo: el de las fiestas en la residencia oficial, totalmente prohibidas por el duro confinamiento debido a la pandemia.

El exprimer ministro Boris Johnson, protagonista del hundimiento de los conservadores, participa en un mitin de apoyo al premier Rishi Sunak

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EFE

Mientras miles de británicos morían aislados en sus casas o en hospitales colapsados por falta de personal (muchas enfermeras del continente europeos tuvieron que abandonar el país por el Brexit), el primer ministro celebraba fiestas con sus colaboradores de gobierno.

Por esta cadena de escándalos y datos como el estancamiento económico con picos de recesión (de nuevo consecuencia del Brexit), los británicos se disponen a castigar a los conservadores en las urnas.

Para colmo de males, ni siquiera ha podido el gobierno frenar la llegada masiva de inmigrantes, tras recuperar la soberanía de sus fronteras y sus leyes migratorias.

En 2022 hubo un récord de migración con 764,000 personas más, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS, por sus siglas en inglés). La cifra descendió un poco en 2023, pero siguió siendo muy elevada: 685,000 migrantes más.

Los flujos migratorios desde la Unión Europea se han desplomado, pero muchas más personas han llegado desde otros países, especialmente del sur de Asia, lo que ha dado alas a la extrema derecha racista para votar a la formación ultra de Farage.

Arrepentidos, pero sin marcha atrás

Sin embargo, una cosa es que los británicos se dispongan a castigar duramente en las urnas al Partido Conservador, responsable de haberlos embarcado en una aventura rupturista, y otra cosa es admitir que se equivocaron cuando votaron mayoritariamente a favor del Brexit en el referéndum de 2016.

Difícilmente una nación que fue el mayor imperio colonial hasta hace relativamente poco tiempo va a reconocer que metió la pata cuando eligió abandonar la Unión Europea. El orgullo le impide rectificar, por eso en esta campaña electoral nadie habló de la palabra maldita, Brexit (acrónimo de Britain y exit: salida de Gran Bretaña) ni mucho menos de Regrexit (Regret y exit: arrepentirse de la salida).

En agosto del año pasado, cumplidos ya siete años del referéndum del Brexit que anunció el primer ministro David Cameron (alegando que lo prometió en campaña), una encuesta de Yougov señala que el 57% admite que fue un error y un 51% dice que, si se le volviera a preguntar, votaría por revertir la decisión y pedir humildemente a la UE el regreso del hijo pródigo.

Pese al arrepentimiento, los británicos tendrán que acostumbrarse a vivir sin Europa, como se acostumbró a vivir sin su imperio colonial.

“No habrá nuevo referéndum”: Starmer

En vísperas de que abran las urnas, el claro favorito a dirigir el país los próximos cuatro años, el laborista Keir Starmer declaró: “Se acerca una nueva era de esperanza”, pero que nadie se lleve a engaño, agregó, “Gran Bretaña no regresará a la Unión Europea”.