Miles de jóvenes de todo el mundo han llegado a Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), con una asistencia esperada de más de un millón de fieles. Los alrededores del emblemático parque Eduardo VII, coronado por un gigante altar, se llenan de fieles que entonan canciones religiosas y portan banderas en un ambiente festivo. La ceremonia de apertura, oficiada por el patriarca de Lisboa, marca el inicio de este evento religioso.
La ciudad de Lisboa se encuentra bloqueada por restricciones de movilidad y controles de seguridad implementados para el evento. El tránsito de automóviles está cortado en el centro de la ciudad, y las estaciones de metro cercanas también han sido cerradas.
Un fuerte dispositivo de seguridad, con la participación de miles de policías, abarca la capital y su área metropolitana. Los controles para acceder a la "colina del Encuentro" son rigurosos, aunque las ceremonias pueden ser seguidas a través de pantallas gigantes instaladas en los alrededores.
Los organizadores esperan un millón de fieles para la JMJ, con unos 200,000 ya contabilizados en la capital. Los participantes provienen de diversos países, como España, Italia, Portugal y Francia.
Los españoles lideran la participación, con 77,224 inscritos de un total de 345.000 fieles. Más de 25,000 voluntarios, en su mayoría de Portugal y España, colaboran en la organización del evento, y 688 obispos, incluyendo 30 cardenales, también se encuentran presentes.
La Jornada Mundial de la Juventud concluirá el próximo día 6, y desde mañana contará con la presencia del papa, quien encabezará las celebraciones en Lisboa y sus alrededores, incluyendo una breve visita a Fátima el día 5.
El evento representa una importante concentración religiosa y moviliza a miles de jóvenes y fieles de todo el mundo para celebrar su fe en la capital portuguesa.
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