A menos de dos días para una segunda vuelta electoral que se perfila de alto voltaje en Brasil, el presidente Jair Bolsonaro y el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se enfrentaron este viernes en la noche en su segundo y último debate electoral, que, como se esperaba, estuvo marcado por la tensión y rechazo que ambos se tienen mutuamente.
El presidente comenzó el debate reiterando sus acusaciones de corrupción contra el expresidente, a raíz de la trama corrupta del gigante petrolero estatal Petrobras, la conocida como Lava Jato, que derivó en el encarcelamiento de Lula durante 1 año y 7 meses, hasta que la justicia revirtió las sentencias en su contra.
Bolsonaro acusó a gritos a Lula de ser un “bandolero” y le espetó que “aquí no hay ningún Tribunal Superior Electoral para defenderte”, después de días en que ha reiterado una y otra vez en sus mítines que si el petista vuelve al gobierno la corrupción volverá a campar a sus anchas. Esto, pese a que tanto Bolsonaro como su entorno tienen investigaciones abiertas por diferentes causas de corrupción.
En respuesta, Lula se limitó a acusar al presidente de decir “tonterías”, y pasó a defender su gestión como presidente en política exterior.
Así, el candidato socialista del Partido de los Trabajadores (PT), favorito en las encuestas y ganador de la primera vuelta, aseguró que "Brasil era un gran protagonista internacional durante mi gestión y en su gobierno se convirtió en un paria. Nadie quiere conversar con Brasil y ningún país quiere recibir a Bolsonaro".
Lula, que ahora sí le entró a la confrontación directa, después de días en que se centró en hablar de unidad en sus mítines mientras Bolsonaro le ataca en sus actos públicos, redobló sus acusaciones y aseguró que, por cupa del mandatario ultraderechista, Brasil está “más aislado que Cuba”.
Bolsonaro replicó que la política exterior de Lula consistía en ofrecerle dinero a los países gobernados por presidentes con afinidad ideológica, como los de Cuba, Venezuela y Argentina.
En otro segmento del debate, el presidente acusó a Lula de acudir a la famosa favela de Alemão, en Río, a reunirse con narcotraficantes, aglo que el expresidente negó, y defendió que fue a reunirse con representantes de las comunidades empobrecidas locales.
En un fragmento del debate, ambos candidatos coincidieron en decirse muy contrarios al aborto, y aún así lograron que este fuera motivo de discrepancia y acusaciones. El asunto surgió porque Lula sacó a relucir unas declaraciones de hace treinta años del evangelista Bolsonaro en que defendía el reparto de “píldoras abortistas”.
El actual mandatario se excusó diciendo que de eso hacía mucho tiempo y pasó a acusar en hasta cuatro ocasiones a Lula de ser “un abortista convencido”. El candidato petista ha deefndido que el aborto es una cuestión de salud pública pero, en un mensaje dirigido a la comunidad evangélica, insistió en que él, personalmente, es contrario al aborto y mencionó que por eso tiene cinco hijos.
En el tercer segmento del debate, Lula atacó a Bolsonaro por su gestión de la pandemia, asegurando que retrasó la compra de la vacuna y la compra de oxígeno durante la crisis en Manaus, además de no seguir las pautas cienfíficas.
Bolsonaro se defendió replicándole a Lula: “Si tienes la vacuna, da gracias”. Ante esto, el político izquierdista le reprochó al presidente que “cuando fue a comprar la vacuna (contra la COVID-19), Sao Paulo ya la estaba aplicando y varios países la estaban aplicando”. “Sabe que un día la responsabilidad de al menos la mitad de personas que murieron afectará a su consciencia”, insistió con dureza Lula.
Con información de Folha de Sao Paulo y EFE.
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