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El mundo aprende de la interrupción global en la nube de Microsoft

Aunque la crisis ha sido superada, la situación resalta la necesidad urgente de mejorar la resiliencia cibernética y establecer protocolos más robustos

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Después de una histórica interrupción en la nube de Microsoft que paralizó sectores críticos globalmente, el mundo está volviendo a la normalidad

Después de una histórica interrupción en la nube de Microsoft que paralizó sectores críticos globalmente, el mundo está volviendo a la normalidad

EFE/EPA/RAJAT GUPTA

En otro jueves más que parecía rutinario, el mundo fue testiguo de una interrupción sin precedentes en la nube de Microsoft, lo que provocó que sectores críticos desde la aviación hasta la banca y la salud estuvieran paralizados.

La interrupción comenzó alrededor de las 18:00 horas ET, tuvo su epicentro en la región central de los Estados Unidos, afectando a la plataforma Azure, piedra angular para la creación, despliegue y gestión de aplicaciones y servicios en la nube. Por suerte, hoy podemos decir con alivio que la crisis ha terminado, aunque esta experiencia deja varias cuestiones por abordar.

El origen del problema

El caos comenzó con una actualización defectuosa del software antivirus proporcionado por CrowdStrike, una firma líder en el sector de la ciberseguridad. Esta actualización, diseñada para la protección de ciberataques, contenía un error crítico que provocó que los sistemas operativos Windows presentaran la temida “pantalla azul de la muerte”, como la llaman los usuarios. Esta señal, indica un fallo grave que detiene por completo el funcionamiento del dispositivo.

George Kurtz, CEO de CrowdStrike, explicó que el fallo se debió a un error en el despliegue de la actualización, desencadenando así una cascada de problemas a nivel global.

Impacto global

La aviación fue uno de los sectores más severamente afectados. Aerolíneas como Frontier Arirlines, Allegiant y SunCountry vieron cómo sus operaciones se detenían abruptamente. Frontier Airlines tuvo que cancelar 147 vuelos y enfrentó retrasos en otros 212 debido a la "importante interrupción técnica de Microsoft". Allegiant reportó que el 45% de sus vuelos se retrasaron, mientras que SunCountry tuvo problemas con el 23% de sus vuelos. Aeropuertos se llenaron de pasajeros frustrados, enfrentando largas filas y la incertidumbre de sus planes de viaje.

En Europa, aerolíneas como Ryanair y EasyJet también informaron de retrasos y cancelaciones. En Heathrow, uno de los aeropuertos más transitados del mundo, cientos de vuelos fueron retrasados, lo que provocó una acumulación de pasajeros en las terminales. Los sistemas de reserva y facturación en línea fueron inoperables durante varias horas, generando caos en los mostradores de atención al cliente.

La interrupción no se limitó a la aviación. Bancos, hospitales y supermercados en todo el mundo se vieron envueltos en el caos. En el sector de la salud, hospitales en el Reino Unido y Alemania se vieron obligados a posponer citas y las ambulancias experimentaron una demanda inusual. Algunos bancos en Australia y Japón enfrentaron problemas con sus sistemas de pago, lo que generó inconvenientes significativos para los clientes. En el sector minorista, tiendas como Morrisons y Waitrose en el Reino Unido tuvieron que recurrir a pagos en efectivo durante la mañana del viernes debido a la caída de sus sistemas electrónicos.

En India, el sector de TI sufrió considerablemente, ya que muchas empresas dependen de Azure para sus operaciones diarias. Los ingenieros de software se encontraron sin acceso a sus herramientas y plataformas, lo que ralentizó proyectos y entregas críticas.

La solución y recuperación de la normalidad

La solución al problema no fue inmediata. CrowdStrike y Microsoft trabajaron incansablemente para mitigar los efectos de la actualización defectuosa. Se emitieron instrucciones detalladas para que los usuarios reiniciaran sus computadoras hasta 15 veces, un procedimiento que, aunque tedioso, permitió a muchos recuperar el acceso a sus sistemas. Sin embargo, para aquellos cuya situación no se resolvía con estos reinicios, CrowdStrike desarrolló una solución manual más técnica que requería la eliminación de archivos específicos en modo seguro o de recuperación.

En Estados Unidos, aerolíneas como Frontier implementaron medidas de emergencia y reiniciaron sistemas manualmente, mientras que aeropuertos europeos como Heathrow establecieron estaciones de trabajo temporales. En el sector bancario, instituciones en Japón y Australia trabajaron con sus equipos de ciberseguridad, recurriendo a procedimientos manuales y priorizando la atención al cliente. Hospitales en el Reino Unido y Alemania formaron comités de crisis y reprogramaron citas no urgentes. Supermercados en el Reino Unido adoptaron soluciones de baja tecnología y aumentaron el personal en cajas. En India, las empresas tecnológicas activaron planes de continuidad y trabajaron con Microsoft para restablecer plataformas.

Gracias a estas estrategias y la cooperación global, los servicios afectados por la interrupción de Microsoft están volviendo gradualmente a la normalidad. Las empresas han aprendido valiosas lecciones sobre la importancia de la resiliencia cibernética y la preparación ante emergencias tecnológicas. A medida que las operaciones se estabilizan, se está llevando a cabo una revisión exhaustiva para mejorar los protocolos de seguridad y evitar que incidentes similares ocurran en el futuro.

Hoy, con la crisis superada, queda claro que la respuesta coordinada y las soluciones innovadoras fueron clave para restaurar la confianza en los servicios digitales y asegurar la continuidad operativa en un mundo interconectado.

Implicaciones en el futuro

La interrupción masiva de los servicios en la nube de Microsoft plantea serias preguntas sobre la resiliencia y seguridad de estas plataformas. En un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, un fallo de esta magnitud puede tener consecuencias devastadoras. Este evento subraya la necesidad de mejorar la infraestructura de ciberseguridad y establecer protocolos más robustos para la gestión de actualizaciones.

Expertos en ciberseguridad, como Junade Ali, califican este incidente como “sin precedentes” y anticipan que su impacto se recordará por su magnitud y la complejidad de su resolución. Rob d’Amico, ex agente especial del FBI, destacó que la interrupción tiene un impacto significativo en la seguridad nacional. Según d’Amico, servicios de inteligencia de otros países podrían estar observando cuidadosamente la respuesta y los tiempos de recuperación de Estados Unidos para planificar futuros ataques cibernéticos.

Luis Miguel Dena, presidente del grupo BlackIND, en entrevista con Claudia Villegas de Crónica, resaltó la gravedad del incidente, explicando que la actualización defectuosa de CrowdStrike destaca la importancia de la soberanía digital en un mundo geopolíticamente tenso, donde conflictos regionales y decisiones gubernamentales pueden influir en la seguridad cibernética global. La caída de Windows, comparada con eventos de gran impacto como el 11 de septiembre en términos de seguridad, redefine la importancia de la ciberdefensa en nuestra vida diaria y la necesidad urgente de proteger nuestros sistemas críticos de futuros incidentes

En respuesta a este evento, Microsoft y CrowdStrike han prometido realizar una revisión exhaustiva de sus sistemas y procesos. George Kurtz aseguró que la transparencia total será clave en la investigación del fallo y en las medidas que se adopten para prevenir futuros incidentes. Microsoft, por su parte, se comprometió a trabajar estrechamente con sus clientes para restaurar la confianza y asegurar que sus servicios en la nube sean más robustos y seguros que nunca.

Calma por ahora

Hoy, podemos decir con confianza que la crisis ha terminado. La interrupción de los servicios en la nube de Microsoft ha sido una lección dolorosa pero necesaria sobre las vulnerabilidades inherentes a nuestra dependencia tecnológica global. Las empresas y los gobiernos afectados están en proceso de recuperación, y las lecciones aprendidas de este evento serán cruciales para fortalecer las defensas digitales y garantizar la continuidad operativa en un mundo interconectado.