El restablecimiento de la legislación azerbaiyana en Nagorno Karabaj, que implicaba la disolución de la república declarada en 1991 y el desarme de las formaciones armadas armenias, fue la condición que impuso Azerbaiyán para poner fin a la apisonadora militar que acabó con la resistencia de los karabajíes en tan solo 24 horas.
El presidente de Nagorno Karabaj, Samvel Shajramanián, llamó a los habitantes, incluso a aquellos fuera del territorio, a tomar nota de las condiciones presentadas por Azerbaiyán y a "decidir individualmente" sobre su permanencia o regreso a sus hogares. Para Azerbaiyán, aquellos armenios que deseen quedarse en el Karabaj deben aceptar la ciudadanía azerbaiyana y acatar la legislación del país.
A pesar de las condiciones de Azerbaiyán, la nueva realidad en Nagorno Karabaj no convence a los karabajíes, y más de 70,000 habitantes han llegado a Armenia desde que se abrió el corredor de Lachín para permitir su salida. El primer ministro armenio, Nikol Pashinián, denunció que Azerbaiyán está llevando a cabo una "limpieza étnica" y advirtió que "no quedará ningún armenio" en Nagorno Karabaj.
La comunidad internacional ha expresado preocupación, pero ha evitado utilizar el término "limpieza étnica". El Kremlin también expresó su preocupación por la situación humanitaria de los armenios que abandonaron Nagorno Karabaj.
El Gobierno de Azerbaiyán rechazó las acusaciones de limpieza étnica y argumentó que la "narrativa alarmista" de Pashinián "socava las posibles perspectivas de paz entre Azerbaiyán y Armenia". Afirmaron que la partida de los residentes armenios fue una decisión personal y que quienes deseen vivir en Azerbaiyán de acuerdo con sus leyes son bienvenidos a hacerlo.
Azerbaiyán habilitó una página web en varios idiomas para facilitar a los armenios del Karabaj el acceso a servicios públicos y satisfacer sus necesidades socioeconómicas y humanitarias.
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