La enorme pérdida de vidas civiles en Gaza, que supera las 37 mil personas, y la masiva destrucción de infraestructuras no militares en la Franja forman parte de "una estrategia consistente en causar el máximo daño" atacando intencionadamente a la población, según concluye el primer informe de investigadores de la ONU sobre el conflicto.
Este informe fue elaborado por la Comisión Internacional e Independiente de Investigación para Palestina, que analiza por mandato de Naciones Unidas todos los hechos ocurridos desde los ataques del 7 de octubre.
La comisión, presidida por la veterana jurista sudafricana Navi Pillay, concluye que tanto Israel como Hamás y otros grupos armados palestinos han cometido crímenes de guerra y contra la humanidad.
En el caso de Israel, el informe destaca que el Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu "ha dado a sus fuerzas de seguridad carta blanca para atacar objetivos civiles de forma amplia e indiscriminada en Gaza". Esto parece responder a la aplicación de la llamada "doctrina Dahiya", que implica una respuesta desproporcionada, sin distinción entre civiles y militares, a ataques de grupos armados.
El informe de Naciones Unidas indica que en muchas acciones militares de Israel tras los atentados terroristas de octubre "no se han identificado objetivos militares que sirvieran de argumento para el lanzamiento de un ataque".
Además, se dispara a matar con frecuencia, sin distinguir cuáles son los objetivos o si éstos realmente suponen una amenaza. El documento, de más de 200 páginas, detalla tanto los ataques de Hamás del 7 de octubre como la respuesta militar israelí posterior.
El informe denuncia un "asedio total" de Israel contra Gaza, identificado por el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, como una medida de represalia en la que "se lucha contra animales y hay que actuar en consecuencia".
Según el texto, hay "una clara intención de instrumentalizar la necesidad y usarla como arma, manteniendo a la población de Gaza como rehén para lograr objetivos políticos y militares". Este informe se presentará ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU el 19 de junio y recoge testimonios de víctimas, análisis forenses, imágenes por satélite y otros datos.
El informe acusa a Israel de crímenes de guerra como "uso del hambre como arma, asesinato, ataques intencionados contra civiles, transferencia forzada, violencia sexual, tortura y detención arbitraria". También cita crímenes contra la humanidad, incluyendo "exterminio, persecución por motivos de género contra hombres y niños", deportaciones forzosas y tratos crueles e inhumanos contra detenidos.
En el caso de Hamás, el informe estudia los ataques del 7 de octubre perpetrados por grupos armados palestinos, con abusos que podrían constituir crímenes de guerra y contra la humanidad.
El informe detalla que en estos ataques, perpetrados por más de mil miembros del ala militar de Hamás y milicias afines, fueron asesinadas más de mil 200 personas, de las cuales al menos 809 eran civiles, incluyendo 280 mujeres, 40 niños y 25 ancianos de más de 80 años.
Casos destacados incluyen el de una niña de nueve meses asesinada en el kibutz de Beeri y una mujer de 79 años y su nieta autista asesinadas por caminar demasiado despacio. En el Festival Nova de música, murieron 364 asistentes a manos de los grupos armados palestinos.
El documento también menciona actos de violencia sexual perpetrados repetidamente en distintos lugares, aunque no se ha confirmado si se cometieron violaciones, como se denunció en su momento.
El informe concluye que ni los ataques del 7 de octubre ni las consecuentes acciones militares de Israel en Gaza deben verse de forma aislada, sino como parte de un ciclo de violencia y agresión.
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