El 28 de mayo de 1924 el Congreso de los Estados Unidos aprobó la creación de la Patrulla Fronteriza, que este martes cumple su primer centenario de vida, convertida, en palabra de los activistas proinmigrantes, en la única agencia federal que usa impunemente el racismo como una herramienta más de trabajo.
Esta es la conclusión a la que llegaron más de 60 organizaciones proinmigrantes de los cuatro estados de la frontera sur —California, Arizona, Nuevo México y Texas—, cuando se cumple este martes el primer centenario de su existencia.
Por este motivo, la Coalición de Comunidades de la Frontera Sur (SBCC, en inglés) cursó este día una solicitud al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, para que acabe con esta lacra de forma urgente, mediante una carta en la que denuncian el "legado" de violencia, los abusos de poder y el racismo a cargo de los agentes fronterizos.
"Desde el primer día que la Patrulla Fronteriza fue establecida hoy hace 100 años esta agencia ha aterrorizado nuestras comunidades, golpeando y matando migrantes, mexicanos y chinos en un principio", dijo Lilian Serrano, directora de SBCC, durante una teleconferencia.
“Alto a la impunidad”
En la misiva, el grupo pide a la Administración Biden y al Congreso poner un alto a "la impunidad" con la que actúa esta agencia federal.
De acuerdo con estadísticas de esta coalición, desde el 2010 agentes de la Patrulla Fronteriza han matado a 304 migrantes, la mayoría de origen mexicano, incluidos estadounidenses de origen mexicano.
Serrano indicó que las mismas estadísticas de la Patrulla Fronteriza prueban el nivel de abuso de esta agencia federal ya que enfatizó que en los últimos tres años, el número de casos de uso de fuerza por parte de agentes fronterizos se ha incrementado cada año.
Solamente en 2023 la Patrulla Fronteriza documentó un poco más de 1,000 casos de uso de la fuerza por parte de sus agentes.
"La Patrulla Fronteriza es la única agencia federal que usa el 'racismo' como una de sus herramientas de trabajo, y el gobierno se lo ha permitido", se quejó Serrano.
El caso de José Antonio Elena Rodríguez
Durante la misma conferencia de prensa, Araceli Rodríguez, relató cómo su hijo José Antonio Elena Rodríguez perdió la vida en 2012 cuando un agente fronterizo disparó a través del muro fronterizo hacia territorio mexicano en la frontera de Arizona.
"El agente primero le disparó en la cabeza, y aunque mi hijo cayó al piso, este hombre siguió disparando", relató Rodríguez.
El caso de Elena Rodríguez, de 16 años, es uno de los pocos que han llevado ante la Justicia a un agente de la Patrulla Fronteriza.
Sin embargo después de dos juicios en su contra el agente Lonnie Swartz fue absuelto de todos los cargos.
Que AMLO haga algo
El lunes, víspera del centenario, activistas pidieron por carta ayuda al gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que se haga justicia a las numerosas víctimas mexicanas.
“Necesitamos ayuda del Gobierno mexicano, necesitamos que se limite el uso de la fuerza, que existan reglas, porque esto ha resultado en una tasa histórica que ha dejado graves consecuencias desde heridos hasta muertos”, señaló en una conferencia de prensa Andrea Guerrero, directora ejecutiva de ‘Alliance San Diego’.
María Puga, esposa de Anastasio Hernández, migrante mexicano asesinado por la Patrulla Fronteriza en mayo de 2010, comentó que lleva años exigiendo justicia por el caso, que llevó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde está en revisión.
“Se celebran 100 años de la Patrulla Fronteriza y mi esposo cumple 14 años de ser asesinado, mientras ellos festejan, nosotros vamos al cementerio a llorar. Por eso queremos que nos apoyen más, son tantos nuestros hermanos connacionales, la mayoría son mexicanos los que son atacados por ellos”.
En 2021, Marisol García cruzó de forma irregular la frontera, pero al intentar trasladarse en una camioneta recibió un balazo de la Patrulla Fronteriza y, tras 22 días sin la atención médica adecuada, la deportaron a México.
Por ello, solicitó que el Gobierno de López Obrador apoye para que estos casos no vuelvan a ocurrir.
“No pasamos (a Estados Unidos) por gusto o por irnos a divertir, pasamos por necesidad. Dejan a familias destrozadas, con dolor”, aseveró.
Señaló que vive con la bala en la cabeza y con consecuencias de salud a raíz del ataque. “Tengo dolores de cabeza, mareos, todo medicamentos de prevención de epilepsia y no se me hace justo que ningún elemento de la Patrulla Fronteriza haya sido castigado”.
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