El presidente ruso, Vladímir Putin, congeló este martes el cumplimiento por parte de su país del último tratado de desarme nuclear, aún vigente, entre Rusia y Estados Unidos, conocido como Nuevo START o START III, y adelantó que se prepara para una larga campaña militar contra Ucrania, nación que decidió invadir hace un año.
"Nos quieren asestar una derrota estratégica y se meten en nuestras instalaciones nucleares. Por ello, me veo obligado a anunciar hoy que Rusia suspende su participación en el Tratado sobre Armamento Estratégico Ofensivo", dijo Putin en su mensaje sobre el estado de la nación ante ambas cámaras del Parlamento.
Durante una hora y 45 minutos de discurso no hizo ni una sola mención a un posible diálogo, defendió "el derecho de Rusia a ser fuerte" y acusó a Occidente de ser el único responsable de la tensión geopolítica en el mundo, incluido en Ucrania.
Inmediatamente la OTAN, por medio de su secretario general, Jens Stoltenberg, denunció que con la decisión de Rusia había quedado desmantelada "toda la arquitectura de control de armas".
Putin, que insiste en que Moscú dispone de armamento hipersónico sin parangón en el mundo, matizó que "Rusia no abandona, sólo suspende" el cumplimiento del tratado suscrito en 2010, prorrogado en 2021 por el líder ruso y el presidente de EU, Joe Biden, y que expira en 2026.
Entre otras cosas, el START III reduce en un 30% el número de cabezas nucleares, hasta mil 550 por país.
Adelantó que "si EU realiza ensayos nucleares con nuevo tipo de armamento estratégico, Rusia efectuará también pruebas" de esa clase.
"Por supuesto, no seremos los primeros en hacerlo (...). Nadie debe albergar la peligrosa ilusión de que la paridad global estratégica puede ser destruida", comentó.
Vladímir PutinPutin tachó de "teatro del absurdo" la declaración en la que la OTAN demandó a Rusia que cumpla dicho tratado y abogó por la inclusión de la Alianza Atlántica en el Nuevo START ya que, recordó, Francia y el Reino Unido también cuentan con arsenales estratégicos.
EU suspendió el diálogo sobre control de armas tras el inicio hace casi un año de la "operación militar especial" y el último intento de reanudarlo en noviembre pasado fue pospuesto indefinidamente por Moscú.
Además, Rusia informó en agosto a Washington de su decisión de prohibir las inspecciones estadounidenses in situ de su arsenal nuclear, al alegar dificultades para hacer lo propio en EU debido a las sanciones occidentales.
Al respecto, los diputados y senadores rusos rechazaron que la decisión de Putin represente "una amenaza a la seguridad" mundial, sino un aviso a Occidente.
"Las potencias nucleares no pierden guerras", dijo Leonid Slutski, jefe del Comité de Asuntos Exteriores de la Duma.
El presidente ruso acusó a Occidente de querer "acabar" con Rusia "de una vez por todas", lo que amenazaría la "existencia del país", condición para el empleo de armas nucleares, según la doctrina militar rusa.
Al tiempo que denunció que la OTAN quiere convertir un conflicto local en una "confrontación global", Putin advirtió que la derrota de Rusia en el campo de batalla "es imposible".
"Una cosa debe quedarles clara a todos: cuanto mayor sea el alcance del armamento suministrado a Ucrania, más nos veremos obligados a alejar la amenaza de nuestros fronteras", afirmó.
El líder ruso denunció que "Occidente utiliza a Ucrania como un polígono, como un ariete contra Rusia" y sostuvo que, incluso antes del inicio hace casi un año de la campaña militar rusa, Kiev ya negociaba con sus patrocinadores el suministro de armamento.
Stoltenberg replicó que "nadie está atacando a Rusia", al que tachó de "agresor" y aseguró que no hay "señales" de que Putin se esté preparando para la paz, sino "para más guerra".
Putin no aludió a la marcha de la campaña militar, en la que el Ejército ruso no toma una ciudad ucraniana importante desde julio de 2022, aunque dio a entender que la cosa va para largo.
"Y paso a paso, cuidadosa y consistentemente, cumpliremos las tareas que afrontamos", recalcó, a tres días del primer aniversario de la campaña en Ucrania que él ordenó iniciar el 24 de febrero de 2022.
Insistió en que fue Occidente quien "desencadenó la guerra", que Rusia hizo "todo lo posible, realmente todo lo posible para resolver este problema por medios pacíficos" y adujo que ha recurrido a la fuerza "para detenerla".
Al respecto, adelantó que los rusos que combaten en Ucrania tendrán vacaciones de "al menos" dos semanas cada seis meses y propuso crear una fondo estatal para ayudar a los veteranos y a las familias de los caídos en Ucrania, cuyo número el Kremlin se niega a desvelar.
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