Mundo

Putin, el zar saqueador: al descubierto la fortuna secreta del invasor de Ucrania

Declara al fisco un departamento en San Petersburgo y dos coches de la era soviética, pero e-mails desencriptados confirman una fortuna de 4.5 mil millones de dólares. El presidente ruso ha convertido su país en una cleptocracia para él y sus oligarcas

Putin sostiene un lingote de oro
Foto de archivo de Putin agarrando un lingote de oro Foto de archivo de Putin agarrando un lingote de oro (Alexei Druginin)

No puede haber zar sin un palacio a su altura. Así debe pensar Vladimir Putin, cuyo cargo oficial es presidente de Rusia, pero que actúa como si hubiera restaurado en su persona el zarismo; es decir: poder absoluto, riqueza desmesurada y, por encima de él, sólo la Iglesia Ortodoxa, la que le pide que borre todo vestigio del impío Occidente de la Santa Rusia.

La riqueza de Putin ya lo destapó en su día su mayor rival político, Alexei Navalni —y le costó un envenenamiento que casi lo mata y la cárcel, donde el vengativo mandatario probablemente dejará que se pudra—, pero ahora ha sido revelado por decenas de correos electrónicos capturados, desencriptados y filtrados. Y lo que esos mensajes revelan es que posee una fortuna superior a los 4 mil 500 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los mandatarios más ricos del mundo, sólo superado por los jeques de los estados petroleros del golfo Pérsico.

La joya de la Corona de Putin es el Palacio de verano de Gelendzhik, en la costa oriental del mar Negro, decorado al más puro estilo neoversallesco y que cuenta con un teatro y un casino. La mansión está valorada en más de mil 200 millones de dólares, lo que la convierte automáticamente en una de las viviendas más caras del mundo. Además, el palacio de Putin cuenta con hectáreas de viñedos y un embarcadero. (Por poner un dato, el departamento a la venta más caro del mundo, un cuádruplex en lo más alto de un rascacielos de nueva construcción con vistas al Central Park de Nueva York, está valorado en 250 millones de dólares).

Conocer el patrimonio real del jefe del Kremlin ha sido el objeto de deseo por parte de periodistas y opositores, ya que oficialmente Putin sólo consigna un pequeño piso en San Petersburgo, su ciudad natal, dos coches de la época soviética de los años 50, un remolque y un pequeño garaje. Pero, después de años de exhibición obscena de los nuevos ricos rusos, especialmente los oligarcas del círculo cercano al presidente, capaces de comprar equipos de futbol de la premier inglesa, las mansiones más caras de Londres y París y fondear megayates en Montecarlo o Ibiza, ¿quién iba a creer que el presidente no iba también a aprovecharse del repentino maná de petróleo y gas que extraen de la inmensa Rusia?

De hecho, qué mejor pista de la tendencia al lujo y al saqueo del presidente ruso que las fotos que subían sus dos hijas en el portal ruso Telegram —donde muestran un tren de vida inalcanzable para el bolsillo de los rusos comunes— o la propia invasión de Ucrania, que ordenó para apoderarse de sus riquezas, empezando por el trigo incautado y que está usando como botín de guerra.

Pero saquear y pretender que nadie se dé cuenta no es fácil, sobre todo si sigue existiendo un mínimo prensa independiente, como es el caso del portal de investigación Meduza, que se promociona como “La Rusia real”.

Aunque sus responsables tuvieron que huir del país tras el estallido de la guerra, debido a la ola represora que emprendió el gobierno contra cualquier disidencia, Meduza cuenta con una red de informadores anónimos en el interior del país.

Después de un año investigando, Meduza y periodistas de la Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP, Proyecto de denuncia de la corrupción y el crimen organizado) lograron vincular un dominio de correo electrónico —LLCinvest.ru— compartido por 86 empresas y organizaciones sin fines de lucro, y lograron comprobar que los bienes inmuebles, yates, jets privados y activos financieros que allí aparecía tenían el mismo dueño anónimo: Vladimir Putin. Y que el valor estimado era superior a 4.5 mil millones de dólares.

No se trata de un servidor común y abierto como Gmail o Yahoo. LLCinvest.ru es un servidor web privado para cuentas corporativas, alojado en una empresa informática rusa, Moskomsvyaz, cuyos datos se filtraron en septiembre del año pasado, y que tiene estrechos vínculos con el sancionado Banco Rossiya, muy cercano a Putin.

Los intercambios de correos electrónicos mostraron una familiaridad entre las entidades que gestionan estos activos, que sugiere que los directores y administradores de esas empresas han intercambiado información y discutido de problemas comerciales cotidianos como si fueran parte de una sola organización, como si fuera una gestión común.

“LLCInvest parece sobre todo una cooperativa, o una asociación, en la que sus miembros pueden intercambiar beneficios y propiedades, con la sospecha de una gestión común de los bienes”, dijo a los investigadores un experto contra la corrupción en Rusia.

De esta manera, se han podido identificar como propiedades de Putin escrituradas por testaferros una estación de esquí, que se vende como un resort de lujo no lejos de San Petersburgo, donde fue la boda de una hija; una villa al norte de esa ciudad imperial, conocida por los vecinos como la “Dacha de Putin”; un edificio revestido de madera al norte de San Petersburgo conocido como la Cabaña del Pescador; yates de lujo; y grandes depósitos de efectivo manejadas por dos ONG por casi 400 millones de dólares.

Asimismo, una mansión conocida como Villa Sellgren a orillas del golfo de Finlandia, propiedad de Serguei Rudnov, hijo de un amigo de la infancia de Putin y también utilizada con frecuencia por el presidente ruso. Según las fuentes confirmadas “con demasiada frecuencia”.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ya alertó que Putin y sus amigos estaban saqueando las arcas rusas, luego de que un empresario caído en desgracia, Serguei Kolesnikov, denunció desde su exilio, hace 10 años, una estructura muy parecida a la de LLCInvest.

Según explicó en una explosiva carta, una trama corrupta de oligarcas tenía como base un “fondo de inversión” que beneficiaba a Putin, canalizando el dinero de proyectos solidarios para ser invertidos en empresas bajo supervisión del hombre más poderoso de Rusia, que podía desviar las cuentas a su conveniencia.

La empresa se disolvió tras la denuncia, pero el método es similar al que estaría siendo empleado por LLCInvest, solo que con más secretismo… hasta que fue descubierta el año pasado.

Copyright © 2022 La Crónica de Hoy .

Lo más relevante en México