El exgeneral sandinista Humberto Ortega, hermano del dictador nicaragüense Daniel Ortega, se encuentra bajo la mirilla de la policía del régimen, después de que en una entrevista aseguró que el mandatario no tenía sucesores a su altura, refiriéndose a su cuñada, la poderosa y temida Rosario Murillo, con la que mantiene tensas relaciones desde hace décadas, y a sus propios sobrinos, principalmente Laureano Ortega Murillo, quien está considerado el heredero natural de la monarquía comunista centroamericana.
El domingo por la noche, la policía de Nicaragua registró la vivienda del histórico exguerrillero sandinista. Los oficiales que irrumpieron en su vivienda, despojaron al militar de sus celulares, computadoras y lo conminaron a asistir este lunes a un citatorio policial en la sede de la Policía Nacional.
“No está detenido, ni en casa por cárcel, pero debe comunicar cualquier movimiento que vaya a realizar”, le advirtieron finalmente al hombre, considerado como una persona de mucha influencia entre los militares nicaragüenses y las filas sandinistas.
La entrevista de la discordia
El diario La Prensa confirmó el asedio policial en contra de Ortega Saavedra horas después de que el portal Infobae publicara una entrevista con el general en retiro, realizada por el reconocido periodista nicaragüense Fabián Medina, quien está exiliado en Costa Rica.
En la publicación, Humberto Ortega expresó fuertes críticas contra el régimen de su hermano y su cuñada, sobre todo en lo referente a un tema especialmente delicado para la pareja presidencial: la sucesión dinástica.
“Daniel Ortega tiene 78 años. ¿Su muerte podría crear un vacío de poder en Nicaragua o usted ve activándose la sucesión dinástica?”, le preguntó Medina al exjefe del Ejército. A lo que Humberto Ortega respondió: “Cuando hay un poder de tipo autoritario, dictatorial como el actual, que depende muchísimo de la figura de un líder que ejerce la Presidencia, ante la ausencia de este, es muy difícil que haya una continuidad del grupo de poder inmediato”.
El general en retiro cree que la razón de esa imposibilidad de continuidad responde a “la misma tendencia autoritaria, personalista, verticalista de mandar, que ha castrado las correas de transmisión del partido”.
“El partido (el FSLN) actualmente no tiene repuesto. Están ahí, no por una mística, sino por estar ahí como funcionarios, muchos queriendo hacer bien, pero más que todo, teniendo beneficios de esa participación gubernamental y política. Si falta Daniel Ortega, para mí, Humberto Ortega, no hay posibilidad de que nadie de ese grupo de poder pueda ejercer la influencia frente a un proceso”, dijo.
“Ni Rosario Murillo”
Al insistir sobre el tema, Medina le preguntó específicamente por Rosario Murillo, para muchos nicaragüenses, el personaje siniestro con más poder en el régimen, al punto que controla las dos instituciones que más terror causan en la población: la Policía Nacional y el Poder Judicial, estamentos al servicio de la represión que antes estaban bajo la influencia total de su esposo.
“Nadie. Nadie”, dijo el general en retiro cuando le mencionaron el nombre de su cuñada, con quien históricamente ha mantenido una relación tensa. “No quiero mencionar a nadie en particular. Sin Daniel no hay nadie, porque, con todo y todo, Daniel es el único líder, histórico, que aún conserva los créditos de esa lucha. Sin Daniel veo muy difícil que haya unos dos o tres que se junten. Mucho menos uno en particular, y más difícil en la familia. Hijos que no han tenido el acumulado de una lucha política”, sostuvo Ortega Saavedra, en referencia a su sobrino Laureano.
Y continuó: “Ni Somoza pudo establecer a su hijo. Con la ausencia de Daniel sería muy frágil sostener todo lo que hasta ahora ha logrado sostener con gran esfuerzo y con enormes complejidades. No sólo a nivel interno, sino también con las fuerzas aliadas de las izquierdas y los Gobiernos de la región. Al único que conocen es a Daniel”.
“La que manda soy yo”
Pero analistas como Manuel Orozco, investigador del Diálogo Interamericano, no está tan convencido de que, sin Daniel Ortega, Rosario Murillo no tenga el poder suficiente para tomar las riendas o uno de sus hijos. Y la prueba, señala, es la intimidación policial a su cuñado.
“El acoso policial (al hermano de Daniel Ortega) refleja dos cosas: Primero, que ella entendió muy bien el mensaje que Humberto Ortega dio en su entrevista a Infobae, básicamente diciendo que tras la muerte de su hermano, si se quiere una transición democrática, la oportunidad se presenta de montar elecciones libres y objetivas… Pero la respuesta que ella le da no es de molestia simplemente, sino básicamente de decir aquí la que manda soy yo. Y se hace lo que yo digo. Esta es la cultura del miedo que imponen en el país”, dijo Orozco.
Dora María Téllez, la histórica exguerrillera sandinista, encarcelada y luego desterrada por criticar la dictadura de Ortega, dijo al diario El País que la relación entre la “copresidenta” y su cuñado nunca fue buena, pero que se fue tensando a medida que ella ganaba poder. “Sin embargo, no creo que al final de cuentas tenga tanto que ver con animadversiones personales, sino que es un tema de competencia política”, planteó.
“Ortega y Murillo han visto en Humberto a un competidor, alguien molesto, que no se somete a su control, que no está sujeto a ellos”, señala Téllez. “Él puede decir cualquier cosa, como lo ha hecho. Entonces ese asedio hacia Humberto, el mismo hacía miles de nicaragüenses, es para callarlo. Humberto es una voz fuera del país que se le salió de las manos”, añade Téllez.
“Todo eso que dice Humberto, y que parece obvio, a los oídos de Rosario, Daniel y la familia es una cosa dramática… Ellos están pensando que eso lo está escuchando la militancia sandinista, los empleados públicos y sus adversarios. Eso los debilita profundamente”.
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