Este viernes, Rusia lanzó un devastador ataque contra infraestructuras eléctricas en al menos siete regiones de Ucrania, empleando una combinación de misiles y drones. El asalto puso en evidencia las notables deficiencias de Ucrania en su capacidad de defensa aérea y amenaza una vez más la estabilidad del sistema energético de ese país.
El resultado de esta ofensiva confirma la alarmante vulnerabilidad de la mayor parte del territorio ucraniano ante las operaciones militares aéreas rusas. Es evidente que Ucrania carece del respaldo necesario de sus aliados para desplegar sistemas aéreos que puedan extender un escudo antiaéreo efectivo más allá de la capital, Kiev.
Rusia utilizó de manera combinada cerca de 90 misiles y más de 60 drones kamikaze Shahed. Las defensas ucranianas derribaron más del 90% de los drones, pero apenas consiguieron interceptar un 42% de los misiles.
Como resultado de este bajo porcentaje de interceptaciones fue prácticamente destruida una unidad de una de las mayores centrales hidroeléctricas del país, situada en la región suroriental de Zaporiyia, y otras centrales eléctricas en distintas zonas resultaron dañadas.
Municipios enteros en las regiones afectadas se han quedado sin luz. Las autoridades se han visto obligadas a realizar cortes de suministro programados de emergencia para estabilizar el sistema y Ucrania ha empezado a importar de urgencia electricidad de Rumanía, Eslovaquia y Polonia para hacer frente al déficit creado por el ataque.
Según el consejero presidencial ucraniano, Oleksí Kuleba, más de 1.2 millones de abonados a la red eléctrica se han quedado sin suministro en toda Ucrania. La región que se ha llevado la peor parte es la nororiental Járkov, donde residen 700 mil de los abonados afectados, ha escrito Kuleba en Telegram.
La oleada de proyectiles rusos de esta madrugada es una de las más densas de los últimos meses y llega un día después de que Rusia disparará contra la ciudad de Kiev este jueves más de una treintena de misiles que fueron derribados en su totalidad por las defensas aéreas que protegen la capital.
Reivindicando la eficacia de los sistemas occidentales desplegados en Kiev, el presidente Volodímir Zelenski dedicó casi todas sus intervenciones públicas del jueves a urgir a sus aliados a que envíen más baterías antiaéreas Patriot y otras tecnologías similares para que Ucrania deje de estar a merced de los ataques rusos también en otras partes del territorio.
Veinticuatro horas después del pleno de las defensas antiaéreas ucranianas en Kiev, un nuevo ataque aéreo ruso, está vez a escala nacional, se saldaba con un desenlace muy distinto que retrotrae a millones de ucranianos al otoño de 2022, cuando buena parte del país vivió sin electricidad durante semanas por la campaña militar rusa contra las centrales eléctricas de Ucrania.
“Es importante entender el coste de los retrasos y las decisiones aplazadas”, dijo Zelenski sobre el ataque del viernes insistiendo en la necesidad de recibir con más rapidez ayuda defensiva de sus socios.
El presidente ucraniano hizo alusión a los sistemas antimisiles estadounidenses que ayer derribaron un misil hipersónico ruso Kinzhal como los siete que hoy sí han conseguido alcanzar sus objetivos en otros lugares peor protegidos de Ucrania.
“Los sistemas (antiaéreos) Patriot deben proteger Járkov y Zaporiyia, se necesita defensa aérea para proteger a la gente, a las infraestructuras, las casas y las presas”, señaló Zelenski mencionando dos de las grandes ciudades ucranianas más castigadas por Rusia.
Al menos cinco civiles ucranianos han perdido la vida en el ataque del viernes, tres en la región de Zaporiyia y otras dos en Jmelnitski (Ucrania occidental).
“Los aliados saben exactamente qué se necesita. Y nos lo pueden ofrecer. Estas soluciones son necesarias. La vida debe ser protegida de estos inhumanos de Moscú”, dijo Zelenski al término de su mensaje de condena al lanzamiento masivo de drones y misiles.
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