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Somalia celebra unas presidenciales muy esperadas tras demoras por varias crisis

La elección, que se celebra de manera indirecta sin sufragio universal, se concentrará en la zona del aeropuerto, el minúsculo reducto de relativa seguridad en un Estado fallido desde 1991

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Un hombre revisa un libro en un puesto ambulante en Mogadiscio, Somalia, este jueves 12 de mayo de 2022.

Un hombre revisa un libro en un puesto ambulante en Mogadiscio, Somalia, este jueves 12 de mayo de 2022.

EFE / EPA / Said Yusuf Warsame

Somalia celebra este domingo elecciones presidenciales después de haberlas aplazado reiteradamente durante más de un año en medio de las crisis aparentemente perpetuas que vive el empobrecido y dividido país del Cuerno de África.

El presidente saliente de Somalia, Mohammed Abdullahi Mohammed Farmaajo, busca la reelección para un segundo mandato.

"Las elecciones del domingo son, sin duda, un hito. El camino para llegar aquí ha sido increíblemente complicado y prolongado, y en ocasiones todo el sistema estuvo en riesgo de ruptura", declaró a Efe Omar Mahmood, experto de International Crisis Group (ICG).

Los 329 legisladores de las dos cámaras del Parlamento de Somalia elegirán este domingo al próximo presidente del país en la zona blindada del aeropuerto internacional de Mogadiscio, bajo unas estrictas medidas de seguridad para impedir atentados.

La votación pospuso varias veces desde 2021 por disputas políticas, discrepancia entre clanes y acusaciones de irregularidades, que retrasaron también los comicios para escoger a los 54 miembros del Senado y los 275 diputados de la Cámara Baja.

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El primer ministro somalí, Mohamed Hussein Roble, en una imagen de archivo.

Este estancamiento generó la indignación de los socios internacionales de Somalia, que exigieron en repetidas ocasiones que el país cumpla sus calendarios electorales, así como la amenaza del Fondo Monetario Internacional (FMI) de retirar su apoyo si no se celebran los comicios presidenciales antes del 17 de mayo.

En un comunicado emitido este miércoles, la Unión Africana, la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y otros países e instituciones aliadas de Somalia instaron al país "a concluir esta etapa final del proceso electoral de una manera rápida, pacífica y creíble".

UNA LUCHA MUY DISPUTADA

Farmaajo, que llegó al poder en 2017, ha incumplido su promesa de organizar los primeros comicios con sufragio universal desde 1969 y se ha repetido la fórmula de un sistema de voto indirecto basado en clanes, del que emana el Parlamento que elige al presidente.

Tampoco ha podido acabar con el grupo yihadista Al Shabab, a pesar de que en su discurso de investidura aseguró que ése sería uno de sus objetivos principales.

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Su mandato caducó en febrero de 2021, pero la Cámara Baja del Parlamento aprobó una extensión de dos años, desencadenando tensiones políticas con enfrentamientos de los soldados fieles a su Gobierno ante facciones opuestas a él.

Desde entonces, el escenario político se ha caracterizado por la rivalidad del presidente y su primer ministró, Mohamed Hussein Roble, que acusó a Farmaajo de intentar interrumpir las elecciones.

En estos comicios también compiten el ex primer ministro Hassan Ali Khaire (2017-2020) y los expresidentes Hassan Sheikh Mohamud (2012-2017) y Sharif Sheikh Ahmed (2009-2012), entre otros.

La única mujer que ha presentado su candidatura es la parlamentaria Fawzia Yusuf Haji Adam, que de 2012 a 2014 trabajó como ministra de Asuntos Exteriores.

Un total de 39 candidatos -cifra récord para el país- se han registrado para concurrir en las elecciones.

ENORMES RETOS POR DELANTE

Esa falta de sufragio universal es uno de los retos por delante a nivel democrático, pero sobre todo el vencedor de las elecciones deberá continuar enfrentando a los terroristas de Al Shabab, además de las propias divisiones políticas internas.

Este mismo miércoles, un atentado suicida contra un puesto de seguridad del aeropuerto capitalino -donde se concentran oficinas de la ONU y embajadas de la comunidad internacional- puso en evidencia la necesidad de reforzar la seguridad del proceso electoral.

Además de cometer frecuentes atentados en la capital somalí, Al Shabab -que se adhirió a la red Al Qaeda en 2012, controla áreas rurales del centro y el sur del país.

El nuevo presidente somalí también tendrá que lidiar con la peor sequía que sufre el país desde hace cuarenta años.

Y, en definitiva, Somalia vive en un estado de conflicto y caos desde que en 1991 fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó al país sin gobierno efectivo y en manos de señores de la guerra y milicias islamistas.