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Supremacista judío provoca ira musulmana con visita a la Explanada de las Mezquitas

Advierten del peligro de una nueva “guerra religiosa” por los actos del nuevo ministro de Seguridad Nacional Israelí, defendidos por Netanyahu

tensión en oriente medio

El ministro de Seguridad Nacional Israelí, Ben Gvir, pasea frente al Domo de la Roca, en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, tercer lugar sagrado para los musulmanes

El ministro de Seguridad Nacional Israelí, Ben Gvir (de saco y corbata), pasea frente al Domo de la Roca, en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, tercer lugar sagrado para los musulmanes

The Jerusalem Post

El nuevo ministro israelí de Seguridad Nacional, el extremista Itamar Ben Gvir, visitó este lunes por sorpresa la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, a pesar de las amenazas del movimiento islamista Hamás de que su entrada al tercer lugar más sagrado para los musulmanes sería cruzar una “línea roja” y podría provocar otra escalada de violencia religiosa.

"Nuestro gobierno no sucumbirá a las amenazas de Hamás", señaló a los medios Ben Gvir, líder de Poder Judío, partido ultranacionalista, religioso y supremacista judío.

La Explanada de las Mezquitas es sagrada tanto para musulmanes —alberga la importante mezquita de Al Aqsa y el Domo de la Roca, donde Mahoma ascendió al cielo—; como para judíos, que lo llaman Monte del Templo porque creen que allí se levantó el Segundo Templo.

"El Monte del Templo es el sitio más importante para el pueblo de Israel, y mantenemos nuestra libertad de movimiento allí", afirmó el político, condenado en el pasado por incitación al racismo y apoyo a una organización terrorista judía.

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El ministro de Seguridad israelí y líder supremacista judío, Ben Gvir, pasea por la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén

Palestinos avisan de “graves consecuencias”

El liderazgo palestino, tanto la Autoridad Palestina en Cisjordania como Hamás en Gaza, advirtieron de que la visita del ministro israelí de Seguridad Nacional, el extremista Itamar Ben Gvir, esta mañana a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén es una "línea roja" que tendrá "graves consecuencias".

"El crimen del asalto de la mezquita de Al-Aqsa por parte del ministro sionista fascista es una continuación de la agresión de la ocupación sionista contra nuestras santidades y su guerra contra su identidad árabe", denunció el portavoz del movimiento islamista Hamás, Hazem Qasam.

Condena de la Liga Árabe

La Liga Árabe, integrada por 22 países, responsabilizó en un comunicado al Gobierno del nuevo primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de "las consecuencias de esas prácticas y planes de extrema derecha y sus repercusiones sobre Palestina, la región y la paz mundial, incluida la posibilidad de desencadenar una guerra religiosa".

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El secretario general de la Liga, Ahmed abulgheit, subrayó en la nota que la visita "se produce en el contexto del inicio de la implementación del programa extremista y de la agenda de asentamientos del Gobierno de Netanyahu, con todo lo que este programa implica en términos de encender la situación en Jerusalén y el resto de los territorios ocupados de una manera muy peligrosa".

Una postura similar expresó la Organización de la Cooperación Islámica (OCI), con 57 Estados miembros, que condenó en otro comunicado la "provocación" de Ben Gvir, e instó a la comunidad internacional a que "ponga fin a esas violaciones israelíes que alimentarían el conflicto religioso, el extremismo y la inestabilidad".

La visita de Ben Gvir fue condenada también por Jordania y Egipto, que firmaron la paz con Israel en 1979 y 1994, respectivamente, así como por Arabia Saudí, país con el que Netanyahu aspira a conseguir algún entendimiento similar a los rubricados hace dos años con Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Bahrein.

Netanyahu defiende provocación

El primer ministro Benjamín Netanyahu, al frente del gobierno más ultranacionalista desde la fundación del Estado de Israel, en 1948, defendió la polémica visita del titular de Seguridad Nacional (quien sólo recorrió el recinto sagrado y no se paró a rezar), pero señaló que no representa un cambio en el statu quo del sitio, sagrado para judíos y musulmanes.

"El primer ministro, Benjamín Netanyahu, se compromete a mantener rigurosamente el statu quo, sin cambios, en el Monte del Templo", señaló un comunicado de la oficina del mandatario derechista, pero advirtió que “no nos regiremos por lo que diga Hamas”.

Además, rechazó las denuncias del mundo árabe que describieron el hecho como una violación del statu quo en el lugar sagrado y argumentó que otros ministros israelíes ya han visitado la Explanada en el pasado y que por ende "la afirmación de que se ha realizado un cambio en el statu quo carece de fundamento".

Según el statu quo vigente desde 1967 —cuando Israel ocupó la parte este de Jerusalén donde se ubica la explanada— el recinto está reservado exclusivamente al culto de musulmanes, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes, ya que las leyes judías prohíben a sus fieles orar en el lugar más sagrado para su religión, algo reservado solo a algunos rabinos.

Por eso, el rezo judío se practica en el Muro de las Lamentaciones -ubicado en el lateral occidental a los pies de la Explanada- y así lo aconseja el Gran Rabinato de Israel, aunque en los últimos años algunos rabinos alineados con el movimiento del sionismo religioso —en el que se enmarca Ben Gvir— han cambiado esa recomendación y abogan por rezar dentro del muro, es decir, donde se ubican la mezquita de Al Aqsa y y el Domo de la Roca (con su característica cúpula dorada.

La visita a la Explanada de las Mezquitas en septiembre de 2000 del entonces líder de Likud, Ariel Sharon, fue el detonante de la entrada masiva de judíos y de las cargas policiales contra palestinos en el recinto, lo que derivó en la Segunda Intifada (insurrección palestina), que dejó un saldo de 3,368 palestinos muertos y 1,008 judíos muertos.