La Cumbre por la paz en Ucrania, que ha reunido en Suiza a 92 países con el boicot de Rusia y su aliada China, concluyó este domingo con una declaración conjunta firmada por 79 países que reclama el “respeto a la integridad territorial” de Ucrania como solución pacífica al conflicto, pero trece países del llamado Sur Global, algunos de ellos aliados del presidente Vladímir Putin, no lo hicieron: Brasil, India, Sudáfrica —integrantes junto a Rusia y China del grupo de economías emergentes conocido como BRICS—, México, Armenia, Bahrein, Indonesia, Eslovaquia, Libia, Arabia Saudí, Tailandia y Emiratos Árabes Unidos (EUA). La Santa Sede, que participó con estatus de observador, tampoco firmó la declaración final.
El grueso de los asistentes a la cumbre de Bürgenstock, la localidad helvética sede de la conferencia, sí rubricaron el documento, entre ellos Estados Unidos, Japón, la gran mayoría de miembros de la Unión Europea –Alemania, Francia, Italia y España—, y tres países sudamericanos, Argentina, Chile y Ecuador.
“La cumbre de paz marca el inicio de un proceso significativo. Por primera vez numerosos líderes globales de todos los continentes y diferentes ideas políticas se han unido para discutir paz en lugar de guerra, esta cumbre representa un faro de esperanza y servirá para alimentar duraderos diálogos de paz”, aseguró el presidente chileno, Gabriel Boric.
La negativa de estos trece países a firmar la declaración final —la mayor parte de ellos tampoco envió a sus jefes de Estado, sino a cancilleres o funcionarios de menor rango (México envió a la canciller Alicia Bárcena)— supone una pequeña victoria para las ambiciones imperialistas de Putin, ya que en mayor o menor medida aceptan la política de “hechos consumados” que exige el Kremlin para frenar la guerra: reconocer como rusos los territorios ucranianos anexionados, impedir el ingreso de Ucrania en la OTAN y levantar las sanciones internacionales contra Rusia. Todo ello a costa de las decenas de miles de ucranianos muertos desde que el presidente ruso ordenó la invasión, el 24 de febrero de 2022.
Entre los países que firmaron la declaración (no sólo Occidente, sino muchos países africanos) se alude a la Carta de Naciones Unidas y “el respeto por la integridad territorial y la soberanía... pueden servir y servirán como base para lograr una paz integral, justa y duradera en Ucrania”.
La presidenta de la Unión Europea, Ursula Von der Leyen, quien reconoció que la cumbre “no fue una negociación de paz porque Putin no está seriamente considerando el fin de la guerra”, afirmó que “el alto nivel de participantes en ella muestra que el mundo se preocupa profundamente por la guerra”.
La declaración firmada en Bürgenstock también señala que “los ataques a buques mercantes en puertos o a lo largo de las rutas, así como contra puertos o infraestructuras portuarias civiles, son inaceptables”.
En la cuestión nuclear, los signatarios afirman que el uso de energía nuclear debe ser seguro y cuidadoso con el medio ambiente —la central nuclear ucraniana de Zaporiyia está ahora controlada por los ocupantes rusos—, y que “la amenaza del recurso a armamento nuclear es inadmisible”.
En un mensaje en redes sociales, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) no especificó la negativa a firmar el documento final, pero precisó que la canciller Alicia Bárcena expuso, durante la sesión plenaria de clausura de la Cumbre, que México apoya cuatro elementos concretos.
Entre ellos, contar con esfuerzos diplomáticos que permitan incluir a Rusia en la mesa de negociación y basar el proceso de paz sobre el auspicio de Naciones Unidas, además de que los acuerdos y los pasos graduales deban ser considerados para generar confianza.
Asimismo, precisó que México sigue el trabajo de la Corte Penal Internacional y confía en investigar los ataques rusos en la infraestructura energética de Ucrania.
Bárcena reiteró la voluntad del gobierno mexicano de seguir colaborando en las conversaciones de paz, “pues nuestro país ha estado presente en varias rondas de consultas sobre el Plan de Paz para Ucrania”.
Del mismo modo, señaló la importancia de solucionar este conflicto para “garantizar la seguridad alimentaria del planeta”, así como la necesidad de mantener la integridad de las instalaciones nucleares ucranianas.
“La canciller reafirmó el compromiso de México con los principios de solidaridad, humanismo y respeto a los derechos humanos, así como la necesidad de trabajar dentro de los mecanismos internacionales establecidos para abordar las violaciones del derecho internacional humanitario en Ucrania”, enfatizó la SRE.
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