Donald Trump no pierde ocasión para explotar electoralmente el victimismo, que lo ha colocado como favorito indiscutible para la candidatura presidencial republicana. En esta ocasión, el expresidente estadounidense se siente mártir, al compararse con el asesinado líder opositor ruso Alexéi Navalni y señalar que ambos son "perseguidos", según dijo, por el “comunismo” o el “fascismo”. Eso sí, Trump se resiste a condenar a quien todo el mundo señala como responsable del crimen preso político ruso: el presidente de Rusia, Vladimir Putin, al que teme y admira a partes iguales.
“Lo de Navalni es una situación muy triste y él es muy valiente, era un tipo muy valiente”, respondió Trump durante una entrevista el martes por la noche en Fox News, a pocos días del asesinato del disidente y de que un juez de Nueva York le impusiera una multa al expresidente de EU de 350 millones de dólares, por años de corrupción de su compañía.
Sin hacer mención alguna a Putin, insistió en que la muerte de Navalni “es algo horrible, pero también está sucediendo en nuestro país”, aseguró, recurriendo a una herramienta típica de la oratoria del político populista: compararse con la nación; hace creer que los problemas personales son los del pueblo.
“Me han acusado cuatro veces, todo por el simple motivo de que estoy en política. Me han acusado de cosas que son tan ridículas…”, se quejó a la entrevistadora Laura Ingraham, conocida trumpista, durante su programa, difundido en horario de máxima audiencia. Según sugirió Trump, sus imputaciones judiciales (algunas tan graves como intentar revertir su derrota en las urnas en 2020 o incitar a la toma del Capitolio) “son la prueba de que Estados Unidos se está convirtiendo en un país comunista en muchos sentidos”.
Las otras dos imputaciones son por el pago de un soborno a una actriz de cine porno para evitar que su relación, de trascender, afectara a su campaña en las elecciones de 2016 (que ganó a Hillary Clinton), y por la retención de documentos clasificados que se llevó indebidamente de la Casa Blanca al dejar la presidencia.
Pero lo que más le duele a Trump son los 355 millones de dólares de multa (que una vez sumados los intereses asciende la cifra a 450 millones) y que le dejan prácticamente sin liquidez en el corto plazo: tiene 30 días para hacer el pago de la fianza, un requisito para apelar el fallo. “Esto es una forma de Navalni, una forma de comunismo, de fascismo", reiteró, en su burdo intento de comparar su multa por engañar a Hacienda con el asesinato del opositor por defender la libertad en Rusia.
Preguntado sobre si su victimismo le convertía en un preso político potencial como Navalni —otra pregunta servida en bandeja por la moderadora de la Fox―, el candidato republicano eludió responder. “Si estuviera perdiendo en las encuestas, ni siquiera estarían hablando de mí y no habría tenido gastos legales”, respondió.
“Me odian tanto que creo que si saliera (de la carrera presidencial) seguirían (atacándole)”, aseguró y emuló teatralmente a uno de sus adversarios: “¡Persigamos a este tipo, no podemos soportar a este tipo!”.
El “show” victimista de Trump en la Fox se produce a pocos días de que compita por la candidatura republicana contra Nikki Haley en las primarias del sábado 24 de febrero de Carolina del Sur, feudo de la exembajadora de la ONU, y donde se juega al todo o nada en su desafío para arrebatar al expresidente la candidatura y devolver al partido a la moderación, algo que se antoja imposible, dada la radicalización de las bases y de los congresistas.
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