La venganza es un plato que se sirve frío… cuatro años después, sí acierta la encuesta publicada este domingo por The New York Times, que revela que el expresidente Donald Trump ganaría las elecciones presidenciales al actual mandatario, Joe Biden, sin necesidad de denunciar fraude, como viene diciendo desde su derrota en las elecciones de 2020.
A un año de las elecciones del 5 de noviembre de 2024, el claro favorito a alzarse con la candidatura presidencial republicana supera al presidente demócrata en cinco de seis estados clave para la victoria final.
Las encuestas del diario y Siena Poll muestran que Trump, el favorito de su partido, lleva ventaja a Biden en Nevada, Georgia, Arizona, Michigan y Pensilvania, y Biden se impone por poco en Wisconsin; todos ellos son estados “bisagra” en los que venció el demócrata en las últimas elecciones.
Trump supera por entre tres y diez puntos a Biden en los cinco primeros estados mientras que Biden supera por dos a Trump en el último, de acuerdo con los datos.
Aunque falta un año para las elecciones y puede haber acontecimientos que cambien las tornas, esos sondeos reflejan las dudas de los votantes con respecto a Biden, sobre todo por su avanzada edad —el 20 de noviembre cumple 81 años— y por la insatisfacción con su gestión de la economía.
Por otro lado, también ponen de relieve cómo el complicado futuro judicial de Trump —77 años—, que está inmerso en un juicio civil y después afronta cuatro juicios penales por un total de 91 presuntos delitos, parece no hacer mella en su popularidad.
En Estados Unidos no hay ninguna legislación que le impida concurrir a las elecciones, incluso si es declarado culpable, ni tampoco ser candidato presidencial desde la cárcel.
Hace un año, el Partido Republicano logró un decepcionante resultado en las elecciones legislativas de medio término, el peor de un partido de la oposición en 20 años, que significó la pérdida del control del Senado.
Las miradas se dirigieron a Donald Trump. Los cuadros republicanos señalaban el excesivo protagonismo del expresidente en la campaña y el rechazo a los candidatos patrocinados por él como causas del fiasco. El único triunfador republicano hace un año fue Ron DeSantis, con una reelección espectacular como gobernador de Florida. Las encuestas lo colocaron de inmediato como favorito a alzarse con la candidatura presidencial republicana.
Pero su condición de “presidenciable” fue una llamarada de petate. En apenas un año, DeSantis pasó de sacar cinco puntos de ventaja a Trump en las encuestas a situarse 30 puntos por debajo del expresidente, en incluso a perder el segundo puesto, tras ser superado por la exembajadora de EU en la ONU, Nikki Haley.
Vivek Ramaswamy y Chris Christie, cosechan cifras de sólo un dígito y el exvicepresidente Mike Pence tiró la toalla hace unos días.
El próximo 15 de enero los republicanos en Iowa y el 3 de febrero los demócratas en Carolina del Sur inician los procesos de primarias que sucederán en los 50 estados.
Supondrán el pistoletazo de salida para una serie de caucus y primarias con fechas clave como el 5 de marzo, el supermartes, hasta que el 15 de julio el Partido Republicano celebre su convención para oficializar al candidato. El 19 de agosto los demócratas harán lo propio, con Biden de favorito, pero con crecientes dudas en el bando demócrata sobre si no sería mejor buscar un candidato más joven.
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