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Ucrania derriba segundo puente en Kursk para cortar el suministro a las tropas rusas

Las fuerzas de Kiev buscan fijar posiciones en esta región fronteriza rusa y echar por tierra el mito del poderío militar de Moscú.

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Imágen cedida por el Ejército ucraniano sobre la destrución de un puente en la región rusa de Kursk

Imágen cedida por el Ejército ucraniano sobre la destrución de un puente en la región rusa de Kursk

Ukrainform

Ucrania informó este domingo que había atacado un segundo puente clave sobre el río Seim en la región de Kursk, tras destruir el pasado viernes otro puente en el mismo río, tratando de interrumpir las rutas de suministro de Moscú, mientras la incursión sin precedentes de Kiev en suelo ruso se extendía a su segunda semana.

“Otro puente menos”, anunció en Telegram el comandante de la Fuerza Aérea ucraniana, Mikola Oleshchuk, al publicar un video aéreo de una explosión que destrozó un puente cerca de la localidad rusa de Zvannoye. “Una vez más doy las gracias a los pilotos por su profesionalismo y el resultado", dijo al informar de este éxito ucraniano que priva "al enemigo de capacidades logísticas, lo que afecta de modo significativo el curso de las hostilidades".

“La aviación de la Fuerza Aérea continúa privando al enemigo de capacidades logísticas con ataques aéreos de precisión”, añadió.

En el decimotercer día de la campaña ucraniana en Kursk las fuerzas de Kiev buscan fijar posiciones en esta región fronteriza rusa y echar por tierra el mito del poderío militar de Moscú.

Convertir el Seim en barrera natural

En un video publicado en redes sociales, el Ejército ucraniano mostró imágenes de cómo una explosión destruye parcialmente el puente, mientras que los blogueros rusos publicaron fotos de los daños, que lo tornan temporalmente intransitable para vehículos, pero todavía permite el paso de peatones.

Aún así, el Seim se convierte en un obstáculo natural más para el abastecimiento de las fuerzas rusas que tratan de expulsar de estos territorios a los ucranianos, y quienes aprovechan la situación para fijar posiciones.

Con ello, el Ejército ucraniano busca reeditar lo sucedido en Jersón, cuando los ataques contra el puente de Antonov sobre el Dniéper obligaron a los rusos a abandonar la ciudad, la única capital regional que habían tomado tras el comienzo de la guerra.

El asesor del alcalde ucraniano de Mariupol, Petro Andriushchenko, señaló que la destrucción de puentes sobre el Seim "pone a los rusos frente a una elección: o rendirse, o ahogarse en el río, o quedarse del otro lado".

Si las fuerzas rusas optan por quedarse del otro lado del río, estimó, pierden la oportunidad de recuperar en largo tiempo las zonas de Kursk controladas por Ucrania y de contratacar la región ucraniana de Sumi.

Ataque a un depósito ruso de petróleo

En la madrugada del domingo, aviones no tripulados ucranianos atacaron un almacén de petróleo en la región rusa de Rostov, provocando un gran incendio, según informó el gobernador local.

Los videos publicados en las redes sociales mostraban un espeso humo negro y estallidos de llamas procedentes del lugar del incendio, que según el gobernador se encontraba en la ciudad de Proletarsk.

“En el sureste de la región de Rostov, las defensas aéreas repelieron un ataque con drones. Como resultado de la caída de escombros en el territorio de las instalaciones de almacenamiento industrial en Proletarsk, se produjo un incendio de combustible diesel», dijo el gobernador Vasily Golubev en Telegram.

“A las 05:35, la lucha contra el fuego en las instalaciones industriales de Proletarsk fue suspendida debido a un segundo ataque con drones”, añadió en una actualización del post.

Nadie resultó herido y las labores de extinción se reanudaron poco después, indicó en un mensaje posterior.

Proletarsk se encuentra a unos 250 kilómetros de la frontera ucraniana y a unos 350 kilómetros de las zonas de combate controladas por Kiev en la línea del frente del este de Ucrania.

Desde el inicio del conflicto, Kiev ha atacado en repetidas ocasiones instalaciones petrolíferas y gasísticas de Rusia, situadas a cientos de kilómetros de sus fronteras, en lo que ha calificado de represalias “justas” por los ataques contra sus infraestructuras energéticas.